No hay ninguna señal de paro en los trabajos del vertedero, en abierta violación a una resolución del legislativo arroyense que prohíbe la continuación de las obras. La indignación aumenta contra los «traidores» de la ciudad.

Pasando por alto una Resolución de la propia Junta Municipal que ordena la suspensión de obras de construcción de un depósito de residuos sólidos de grandes dimensiones en la jurisdicción de Arroyos y Esteros, encargados de los trabajos continúan a ritmo incesante el proyecto que, de acuerdo a los datos, servirá para tirar en ese lugar basura de todo tipo procedente de todas las localidades del departamento de Cordillera.

El lugar establecido de forma inconsulta para depósito de residuos se encuentra en la jurisdicción de la compañía Mainumby y en otro extremo está el asentamiento Coronillo, donde residen unas 150 familias con decenas de niños que acuden a la escuela del lugar, distante a unos 1.500 metros de lo que sería el hediondo basural.

Los principales cuestionamientos que los afectados hacen a la obra inconsulta fraguada entre cuatro paredes entre el gobernador Denis Lichi, el intendente arroyense José Filippi Vera y el multimillonario empresario liberal efrainista Blas Lanzoni, son los siguientes:

1) El vertedero de 60 hectáreas filtrará con seguridad lixiviado, fluido nauseabundo emanado por los residuos orgánicos, preferentemente.

2) Será técnicamente imposible evitar que el líquido de la basura tome contacto con el río Piribebuy, además de arroyos, lagunas y la rica reserva acuífera del subsuelo.

3) El exuberante, generoso y limpio medio ambiente de la zona pagará también las consecuencias del despido de olor nauseabundo e insalubre proveniente del vertedero.

4) La producción orgánica del entorno con seguridad tenderá a desaparecer, tirando al basurero años de esfuerzo e inversión para ganar los 32 mercados del mundo donde se vende actualmente azúcar orgánica de Arroyos y Esteros, y otra decena de países en proyectos de compra.

5) Con el ambiente contaminado serán solo historia los saludables sitios de esparcimiento para la familia, entre ellos los prolíficos bosques de sombra y aguas de superficie para la pesca de especies apreciadas como el reconocido tareýi.

6) Nadie va a querer invertir en Arroyos y Esteros con un basural en las narices de la gente.

7) Con esta amenaza, corre riesgo de convertirse en ciudad fantasma, con toda la secuela de perjuicios, pobreza y enfermos potenciales que esta situación acarrea.

8) En vez de «ciudad de la miel», Arroyos y Esteros se convertirían en «ciudad de la hiel».

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