El capo mafioso arrastraba orden de captura desde el 2014, pero en todo este tiempo se paseaba en las narices de la Policía sin ser avistado y capturado. La seguridad de la República sufre los efectos de la corrupción y la impunidad.

Uno de los hechos más cuestionados de la tragedia registrada este domingo en el festival de San Bernardino fue la presencia en el sitio del capo del narcotráfico internacional José Bogado Quevedo, quien fue visto en el sector vip del anfiteatro José A. Flores sentado con otros supuestos miembros de su organización mafiosa.

Bogado Quevedo incluso posó para la foto con algunos presentes, entre ellos la señora Cristina “Vita” Aranda, quien segundos después recibió el tiro que acabó con su vida mientras el presunto capo narco y otras tres personas también acusaron impactos de armas de fuego que derivaron en su inmediato traslado al hospital de Itauguá y centros sanitarios de Asunción.
La policía realiza intensas investigaciones para tratar de esclarecer los hechos, entre ellos la insólita presencia del jefe narco, a pesar de contar con nada menos que 38 procesos penales en Brasil por casos relacionados con el tráfico de estupefacientes que derivaron en un pedido de captura internacional.

A pesar de este reclamo judicial, el sospechoso se mantenía totalmente libre para desplazarse a placer en Paraguay, seguramente bajo el amparo de otro tipo de mafia, la fiscal-judicial-policial, que desde el 2014 lo mantenía como si se tratara de un ciudadano común y corriente, con todas las garantías y derechos constitucionales consagradas.

“Lo peor de todo es que mucha gente inocente quedó colocada en la línea de fuego de estos delincuentes, que evidentemente dispararon a matar, sin importar detalles como, por ejemplo, la presencia de menores de edad en el recinto, que de esta manera estuvieron expuestos a cualquier desgracia”, afirmó en su red social la indignada Patricia Soledad Mieres, en consonancia con el posteo de centenares de ciudadanos que no dejan de hacer preguntas sobre este escandaloso caso.

De acuerdo a datos de la policía, el jefe narco se encontraba acompañado de Marcos Rojas y Marcelo Monteggia, entre otros amigos, quienes resultaron con heridas de bala y se encuentran hospitalizados con guardia policial mientras se investigan sus prontuarios o vínculos con la mafia del tráfico de drogas.

“Evidentemente, estos tipos nunca fueron molestados para nada por los agentes de la seguridad pública que, de esta manera, también son culpables de los hechos registrados en San Bernardino y de la muerte de la señora Vita Aranda, entre todos los perjuicios registrados en el lugar que golpean a la sociedad, como si faltaran motivos para mantenernos diariamente en angustia y desesperación”, posteó este lunes Aracelli Toledo.

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1 Comentario

  • Carlos martinez, 31 de enero de 2022 @ 15:46 Reply

    La policía tiene una gran responsabilidad de este suceso. Como su sistema de inteligencia no tenía un seguimiento de sus movimientos. Fracaso total!!!

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