Kattya implica mucho más que una legisladora para la alianza opositora porque representa la reivindicación de un esquema de corrupción campante durante el gobierno del amigo Marito. Esto motiva la ansiedad patológica y delirante por su restitución.

Abanico de alucinaciones y fantasías en grado sumo exteriorizan este miércoles fanáticos de Kattya González ante la posibilidad de que la polémica y violenta ex senadora de la nación recupere su banca este jueves, luego de una sesión extraordinaria del Congreso a realizarse a petición del bloque opositor que reivindica la inocencia de la destituida y pide que le devuelvan su curul perdido.

La armada mediática afín a la agenda opositora no ahorra espacio para verter munición gruesa contra los que osaron echar de su cargo a una aliada incondicional, sin reparar en las acusaciones de corrupción y delito penal que pesan en su contra y, en todo caso, mirando para otro lado con el único objetivo de que se haga “justicia”.

Un abanico de frentes de “lucha” se ha levantado detrás de la figura de la agresiva, impulsiva, vehemente e inoperante ex senadora, quien desafía a todos quienes se pongan en su camino de aventura reivindicativa, lo que para muchos es tiempo perdido porque no cierran los números para conseguir los votos necesarios y sí aumentan las críticas contra su gestión.

El Dr. Basilio “Bachi” Núñez, líder del oficialismo colorado en el Senado, dio como hecho otra derrota de la Kattya mañana, cuando la sesión se realice sin la presencia del bloque republicano y senadores aliados, mientras la armada mediática hace instalar en el consciente colectivo la idea de que la ex senadora expulsada arropa los méritos y aptitudes que la patria opositora necesita para romper la hegemonía colorada y tentar más espacios de poder después de la catastrófica derrota en las elecciones generales de abril pasado.

Kattya representa no solo a la oposición sino a los enormes intereses de los amigos de las licitaciones y la impunidad a quienes les fue de maravillas durante la pasada gestión del ex presidente Mario Abdo Benítez, cuando colorados abdistas, opositores efrainistas y zurdos, más la embajada americana y el cardenal Martínez conformaron un formidable frente anticartista que de forma contundente cosechó una caída humillante en las presidenciales del 2023.

“Mañana se sabrá quién es democrático y quién traidor”, señala arteramente una crónica aliada este miércoles, arropando de patriotismo la reivindicación de la Kattya y tildando alegremente de conspirador, dictador y poco menos que demonio a todos quienes opinan en sentido contrario.

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