Parece un sueño, exclaman muchos asuncenos por la reluciente avenida Eusebio Ayala, que viene de una larga noche de abandono, baches, suciedad y desorden generalizado. El intendente «Nenecho» hace gala de eficiencia, algo insólito para la desprestigiada administración comunal.

La capital del país experimenta desde hace un tiempo una serie de obras de mejoramiento urbano en varios sectores, especialmente en los de mayor movimiento comercial o vehicular, y según los datos la buena nueva llegaría a los barrios, donde se concentran las necesidades insatisfechas, especialmente en materia de arreglo de calles y recolección de residuos.

Estos días, la Municipalidad de la Capital divulgó a través de su sitio virtual los trabajos principales realizados en lugares de mucha dinámica ciudadana, con el fin de agilizar el movimiento de la gente, y fundamentalmente lavar la cara sucia que viene arrastrando desde hace décadas la ciudad debido a la ineficiencia de sucesivas administraciones comunales.

Esta progresión de lords mayores marcados por la incompetencia ha llevado a la “madre de ciudades” a ser considerada como una de las más abandonadas y opacas del continente, a pesar de contar con una reliquia arbórea envidiable y virtudes comparativas para aplicar el adelanto sostenible, según expertos en desarrollo urbano.

Sin embargo, la mayoría de ellos, por no decir todos, han salido con el rabo entre las piernas, acusados de calentar sillas, inflar estrepitosamente los recursos humanos y derrochar la plata de los contribuyentes, a cambio de nada.

El actual gobierno municipal de Oscar Rodríguez, surgido entre bambalinas y a caballo de alianzas improvisadas luego de la abrupta salida del anterior intendente Mario Ferreiro, está imprimiendo una dinámica diferente a la administración comunal, despertando todo tipo de comentarios a favor y en contra.

Mientras unos opinan que se trata de una movida coyuntural y cortoplacista con vistas a las próximas elecciones generales municipales del 2021, donde buscará hacer el rekutú, otros ciudadanos le dan carta de crédito a “Nenecho” para seguir mejorando la ciudad con el argumento de que, al final, obras son amores.

Lo cierto es que las principales avenidas de Asunción aparecen hoy día relucientes, con calles reparadas y flamantemente pintadas, ante el estupor generalizado.

“Esto no es normal”, exclamó sorprendido un contribuyente al observar el estado impecable de un sector muy transitado de la avenida Eusebio Ayala, que según informes soporta una carga aproximada de 20.000 vehículos en un día laboral.

La gente ha sido lamentablemente acostumbrada, por todos los intendentes anteriores, a convivir con la mugre, las cloacas malolientes, calles en desastroso estado, aguas servidas repartidas a diestra y siniestra, paseos centrales abandonados, tráfico caótico, policías municipales ausentes para ordenar la circulación pero listos a la hora de coimear, venta informal desordenada, y tantas otras irregularidades que hacían correr a turistas y lograban instalar arteramente el conformismo ciudadano.

Es de esperar que la gestión en positivo de “Nenecho” continúe por la misma senda, respaldado en las obras de bien común y en la confianza de la gente, que viene de una larga noche de necesidades insatisfechas y ve con buenos ojos la aparición en escena de un intendente aparentemente guapo.

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