Escenario que golpea a los grandes, medianos y pequeños productores. El abigeato es un azote inclemente del campo, al que se suma la falta de denuncias y la impunidad. «Unidad Rural promete registrar el 100% de los casos y trabajar sin descanso con el sector oficial», afirma Heisecke. (Foto: Diario Crónica).

En las fértiles pasturas del Paraguay, donde el ganado pasta libremente, acecha un problema que amenaza la estabilidad y la prosperidad de la industria ganadera: el abigeato.

Este delito, que consiste en el robo de ganado, ha plagado las regiones rurales del país, causando estragos económicos y sociales con impacto directo en los productores y los millares de cabañeros y sus familias, a más del fisco, que deja de percibir millones de guaraníes en concepto de impuesto.

La cuantificación formal del abigeato en Paraguay es un desafío, teniendo en cuenta que muchos casos no son denunciados por temor a represalias o por falta de confianza en el sistema judicial, desde el momento que la mayoría de las denuncias quedan impunes; a nivel oficial, se estima que las pérdidas económicas ascienden a millones de dólares anualmente.

Este flagelo no solo afecta a los ganaderos, sino también impacta en toda la cadena de producción, desde los proveedores de insumos hasta los consumidores finales.

“El Movimiento Unidad Rural propone, como primera medida, registrar el 100 por ciento de casos de abigeato en todo el país, de modo a cuantificar la magnitud del perjuicio ocasionado a la ganadería, no sólo en el aspecto económico sino social y tributario, entre otras medidas”, afirma Martín Heisecke Rivarola, candidato a presidente de la Asociación Rural del Paraguay (ARP) en las elecciones generales del gremio a realizarse el próximo domingo 28 de abril.

El emprendedor rural pone énfasis en los perjuicios del abigeato y señala que esos daños van más allá de las pérdidas económicas.

En ese sentido, apuntó con el dedo acusador a la inseguridad generada por los actos delictivos, que desalienta las inversiones en el sector ganadero y se erige como una barrera contra el crecimiento y el desarrollo de las propias comunidades rurales.

Heisecke reiteró que la falta de control sobre la procedencia de la carne robada pone en riesgo la salud pública a través del comercio ilegal de carne no controlada, mantenida a expensas de los delincuentes, sin la necesaria cadena de frío y expuesta al rigor del clima.

Las autoridades han implementado en su momento medidas para combatir el abigeato, como patrullajes en operativos conjuntos entre la Policía y el Ministerio Público, y campañas de concienciación social.

“Sin embargo, se requiere una mayor coordinación entre los actores involucrados, así como una legislación más estricta y eficaz para reprimir a los delincuentes”, puntualiza Heisecke.

En este sentido, dice que el movimiento “Unidad Rural” considera fundamental la promoción de la tecnología y la innovación en el sector ganadero para mejorar la seguridad y el rastreo del ganado mediante el uso de dispositivos de identificación y sistemas de control remoto.

También propone fortalecer los mecanismos de control en las carnicerías u otros locales de venta de carne para prevenir la comercialización de productos ilícitos, especialmente provenientes del cuatrerismo.

“Ante este panorama, consideramos fundamental que las autoridades correspondientes, los productores y la sociedad ayuden para tratar de erradicar el flagelo del abigeato que, así como se presenta hoy día, conspira directa e impunemente contra la ganadería y el país”, apuntó Martín Heisecke Rivarola.

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