Foto de captura de «Noticias Paraguay» NPY. Casos como este colapsan a diario los espacios noticiosos de las radios, diarios y canales de TV, que ponen al descubierto la ineficiencia del gobierno y el ambiente de terror que impera en la ciudadanía.

Un singular y abrumador informe pone contra la pared al agonizante gobierno de Mario Abdo Benítez y levanta una ola de repudio contra el presidente saliente, el mismo que pasó por alto en su reciente informe de gestión el candente tema de inseguridad para jactarse del país de maravillas que está dejando, cuando la realidad lacerante habla por sí sola.

Unas 219 denuncias diarias recibió el Ministerio Público solo por hechos de robo y hurto, según datos de los primeros meses del 2023, lo que representan 9 denuncias por hora, es decir, cada 6,5 minutos hay un paraguayo que se suma a las estadísticas como víctima de la inseguridad, afirma contundente una publicación de la Asociación Nacional Republicana (ANR) basada en investigaciones del diario oficialista Ultima Hora.

Añade que de enero a marzo la Fiscalía registró 20.227 denuncias, de las cuales 19.747 son solamente por casos de hurto y robo, agravado y simple, mientras que las otras 480 denuncias corresponden a casos de homicidio, culposo y doloso.

La escalofriante cifra solo responde a víctimas que realizaron la denuncia, en tanto en las calles se siente la desconfianza ante las autoridades con casos que no se comunican a la Policía o Fiscalía por el temor de que todo quede en el opareí, señala el informe originado en la prensa.

La seguridad nacional ha sido uno de los puntales del electoralismo de Abdo Benítez durante su campaña presidencialista, pero al poco tiempo de asumir el cargo su gestión se ha visto opacada por casos multiplicados de narcotráfico que ocupaban espacios en la prensa internacional, mientras a nivel local la delincuencia hacía de las suyas poniendo en jaque a los ciudadanos ante la inoperancia de la Policía y del Ministerio Público.

La situación, antes que mejorar, se ha visto incrementada con el correr del tiempo, al punto que el país está prácticamente cercado por el crimen organizado y la delincuencia callejera.

En el otro extremo, las autoridades aparecen inmunes ante la inseguridad y ostentan una ampulosa impunidad.

Gran parte del tiempo “invertido” en el Paraguay fue utilizado por Marito para pasearse por el mundo con ostentosos tours a variados destinos turísticos con pretextos de viajes oficiales y plata del pueblo, destacados con destaque y contenido protocolar en las crónicas mediáticas amigas, mientras los ciudadanos eran obligados a esquivar balas en asaltos callejeros y otros caían víctimas de la inseguridad.

Uno por uno, los ministros de seguridad nombrados por Marito de entre sus selectos incondicionales salían por la puerta de atrás luego de sonoros fracasos contra el crimen y la delincuencia, entre ellos el ex fiscal devenido en zurdo recalcitrante Arnaldo Giuzzio, amigo personal del presidente que colocó al país en las primeras planas mundiales por los decomisos seriados de droga “made in Paraguay” en países del exterior que filtraban campantes los órganos antinarcóticos y Aduanas.

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