Asegurados y pacientes del IPS no esperan resultados auspiciosos del nuevo consejero, mientras otros «elijen creer». Ningún consejero ha denunciado hasta ahora los miles de millones saqueados, plegándose con su silencio al festival de rapiñas.

En medio de dudas y cabildeos con un entorno de expectativa desbordante por nombramientos que no aportan sino restan fue nombrado un nuevo miembro del Consejo de Administración del Instituto de Previsión Social (IPS) que se suma a otras designaciones igualmente ambiguas y cuestionables.

Se trata de Víctor Insfrán, reconocido sindicalista de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), señalada como improductiva para los trabajadores pero sí con ventajas comparativas para la cúpula dirigencial.

Insfrán reemplaza en el jugoso zoquete a Gustavo Arias, quien durante los años que se mantuvo como consejero nada ha aportado para mejorar la calidad de la atención en el IPS sino se ha mantenido ciego, sordo y mudo frente a los reclamos y gritos de sus compañeros trabajadores por la falta de insumos, medicamentos y la deplorable atención, sumados a los agendamientos que, en algunos casos, significan infartantes demoras de meses para conseguir por fin el ansiado turno.

Arias, y no se espera mucho de su reemplazante, también se ha mantenido ajeno de los saqueos inmisericordes de los recursos previsionales y los negociados feroces a espaldas de los verdaderos dueños del IPS que son los aportantes.

“Este va a ser igual o peor” se escuchó murmurar en los pasillos del primer piso del edificio previsional de la calle Constitución donde se realizó el entronamiento de Insfrán, mientras su compañero de carpas Gustavo Arias procedía a su despedida y retiro después de una vida opulenta trazada al compás del salariazo de G. 26 millones mensuales más beneficios varios y posiblemente irrigadas tajadas en los negociados del ente.

Insfrán es señalado como uno de los vaciadores de la Caja Bancaria entre otros cuestionamientos que, si fueron investigados, no han sido castigados, manteniéndose impune e intacto en la cresta del poder sindical.

De acuerdo a los datos, el monto aproximado rapiñado del IPS durante las últimas administraciones suma G. 1 billón, que podrían ser más si llegan a saltar más documentos sobre tragadas, adelantó el propio presidente de la previsional, Jorge Brítez.

Brítez, al igual que todos los demás consejeros anteriores con quienes compartió zoquetes, también figura en el centro de las críticas debido a los años de permanencia como miembro del Consejo de Administración y el silencio que mantuvo durante todo ese tiempo para denunciar las barbaridades cometidas dentro de la institución con presidentes atiborrados de acusaciones y denuncias.

El presidente Andrés Gubetich arrastra nada menos que 13 denuncias documentadas ante el Ministerio Público por presuntos hechos de corrupción que significaron millones de dólares en pérdidas para las arcas previsionales.

El anterior presidente, Vicente Bataglia, no le ha ido en zaga a su predecesor porque ha acumulado la friolera de 16 denuncias penales por tragadas, ninguna de las cuales siquiera ha sido caratulada en el Ministerio Público donde permanecen herméticamente cajoneadas, mientras los pacientes son obligados a hacer polladas para comprar remedios y acudir a curanderos a la espera del bendito turno de atención, que en casos de estudios e imágenes se multiplican por dos.

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