Roberto Brítez hizo el rekutú en el Consejo del IPS a pesar de su foja de servicio manchada de inoperancia, transas y ceguera total ante los negociados feroces, mientras sus pares jubilados hacen polladas para comprar medicamentos.

Contra todos los pronósticos, el gobierno ha dejado de lado candidaturas selectivas para apostar por el continuismo de casi todas las autoridades del Instituto de Previsión Social (IPS), comenzando por el propio presidente del ente, Dr. Jorge Brítez, quien arrastra nada menos que 40 años de trayectoria dentro de la previsional y en la era Bataglia se desempeñó como consejero en representación del Ministerio de Salud pero en todo este tiempo nunca se ha levantado a denunciar ni pedir siquiera informes o explicaciones mientras se generaban enormes agujeros negros en las finanzas y la miserable atención a los verdaderos dueños del ente llegaba a límites intolerables.

El silencio del Dr. Brítez era acompañado con fidelidad por los demás consejeros, que nunca honraron sus millonarios salarios a pesar de que prácticamente vegetan la mayor parte del tiempo mientras sus “patrones” trabajadores asegurados hacen trizas de sus sueldos para abonar sus aportes mensuales enriqueciendo a sus “servidores”, en un tragicómico enroque de roles.

Ahora que el Dr. asumió la presidencia del IPS saltan detalles conmovedores del esquema de rapiñaje institucionalizado que viene permeando los sistemas de control habidos y por haber en beneficio de una rosca de corrupción tan antigua como impune.

Nombres emblemáticos como Benigno López, Lilian Samaniego y Andrés Gubetich, de entre centenares de criticadas ex autoridades, suenan en cada rincón de la gigantesca estructura de hormigón como responsables solidarios de la situación de calamidad que arrastra la institución.

Tres de los 5 consejeros de la época anterior siguen en sus cargos, entre ellos el representante de los trabajadores, Gustavo Arias, y el siempre cuestionado representante de los jubilados y pensionados, Roberto Brítez Ferreira, de quien opinan que se trata de un fantasma porque nunca se le ve ni se le escucha en momentos en que sus representados lanzan alaridos de auxilio por el ninguneo a sus reivindicaciones y quejas.

Con respecto a Arias, es voz corriente que jamás ha ejercido su rol en defensa de los intereses de los trabajadores aportantes.

“Es otro fantasma ciego, sordo y mudo ante los reclamos”, opina en su red social el indignado Roberto Semidei, en coincidencia con otros asegurados que no encuentran explicación al premio del gobierno para hacer el rekutú a pesar de las denuncias seriadas de inoperancia y cero resultado en su foja de “servicio”.

“No sabemos qué se trae entre manos el gobierno, pero de buenas a primera se trata de una movida cargada de misterio y dudas”, señala otro asegurado con relación a los nombramientos de autoridades en el IPS, donde la Contraloría General de la República (CGR) descubrió robos monumentales cuyos detalles fueron elevados al Ministerio Público y comprometen gravemente a varios consejeros en hechos de lesión de confianza en grado de complicidad y otro abanico de delitos financieros y administrativos con la participación protagónica de referentes conocidos del sector privado cuyas identidades prometieron dar a conocer oportunamente en el marco de la investigación.

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