Amado González exhibe su potencial productivo con orgullo y dignidad, después de varios años de dedicarse a invadir tierras ajenas. Al momento de ser asesinado se desempeñaba como miembro de una cooperativa de San Pedro, y tenía por delante muchos planes de trabajo.

Antiguos compañeros de causa y otros grupos violentos de autodenominados campesinos sin tierra o carperos, que utilizan con destreza la etiqueta de perseguidos y reprendidos por su lucha social y la reivindicación de tierras, no podían permitir que un miembro destacado como Amado González rompiera el molde y dejara de invadir propiedades ajenas para convertirse en productor.

El “mal ejemplo” no podía replicarse, y para ello urdieron un plan macabro que permitiera vengar la “infamia” que podría debilitar el paradigma de invasión llevada a la práctica hasta vencer o morir, como único método o fórmula para autoadjudicarse tierras ajenas.

Hace un año, González accedió a una entrevista para la revista de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), donde reconoció públicamente su peor versión de ciudadano y contó con orgullo su decisión de abandonar el campo minado de delincuencia, criminalidad, violencia y muerte englobado en las invasiones, para hacer un giro radical y enfrentar los rigores de la vida con dignidad y orgullo.

Hace unos días, este hombre plenamente reivindicado en su nueva función de hombre trabajador, cayó víctima de una escaramuza de sangre y fuego materializada en el entorno de la propiedad privada del productor Carlos Codas, en la localidad de Barbero, departamento de San Pedro, adonde había acudido a defender el derecho a la tierra propia por medio de la ley y no por la violencia, y el trabajo honesto para generar recursos limpios.

Un mortal disparo acabó con la vida de este agricultor que comenzó su vida en modo dignidad en escasas 3 hectáreas, y con el fruto de su esfuerzo logró extender su propiedad privada en la misma zona hasta alcanzar 23 hectáreas de soja y maíz, mecanizadas con la ayuda de integrantes de la Asociación de Productores 21 de Octubre.

“Yo fui un invasor de tierra hasta que un día me formalicé; compré para mi propiedad y empecé a trabajar en el cultivo mecanizado de soja y maíz, que son nuestros principales rubros de renta en la zona”, señaló orgulloso el entonces productor.

“Esperamos que la zona siga progresando gracias a la aplicación de tecnologías en la producción”, expresó en la entrevista de la UGP, pero su anhelo se vio violentamente interrumpido por indeseables que reivindican a gritos el fruto del esfuerzo de otros.

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