Miles de kilos de cebolla se exponen al secado antes de aguardar la venta, que se hace esperar por culpa del contrabando y los precios ínfimos que ofrecen al productor. Un escenario cíclico sin visos de solución por parte del gobierno.

Si en el transcurso de estos días no logran comercializar la producción estancada desde hace varias semanas, al menos un millar de bolsas de cebolla van a entrar en proceso de descomposición, lo que significa que ya no podrán ser comercializadas, alertó este miércoles en diálogo con La Mira el labriego Juan Ovelar, de Coronel Oviedo.

“Hasta el momento solo hemos recibido promesas de parte del Ministerio de Agricultura y Ganadería, en el sentido de que ellos son conscientes de la situación y que van a hacer lo posible para que podamos vender nuestro producto, pero a la hora de la verdad no hay ningún movimiento ni noticia positiva”, expresó, tras señalar sus dudas sobre la real intención del ministro de la cartera, Moisés Bertoni.

Ovelar sostiene que el contrabando es el enemigo a vencer en esta problemática.

“Sigue entrando cebolla argentina por toneladas sin que nadie haga nada para atajar el negocio, que por un lado produce ganancias millonarias para los amigos de los poderosos, y por otra parte deja en la miseria a miles de familias de pequeños productores, como está ocurriendo ahora con los cebolleros”, disparó Ovelar.

De acuerdo a los datos, solo en el distrito de Mariano Díaz, departamento de Caaguazú, unas 20 toneladas de cebollas aguardan ser comercializadas, ante la desesperación de los productores por la llegada del calor y el rápido proceso de descomposición del alimento.

Comentó que pescadores de río revuelto aparecieron por la zona y ofrecieron pagas miserables, aprovechándose de la situación.

“Este tipo de humillación no hubiéramos soportado si el MAG hacía su trabajo en tiempo y forma, por lo cual apelamos al gobierno nacional a tomar medidas urgentes para no dejar sin sustento a humildes labriegos que viven del fruto de su trabajo”, alegó Ovelar.

Añadió que ni siquiera en el Mercado de Abasto quieren pagar los G. 2.000 por kilo que piden por el producto.

“Los acopiadores y vendedores mayorista y minorista compran mucho más barato la cebolla argentina de contrabando, que llega por toneladas sin molestia alguna”, alegó el agricultor.

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