El barrio creado por Cartes cuenta con infraestructura de primer mundo y proyecto social integral, pero Marito se encargó de pasarlo arteramente al olvido durante estos 5 años, tras lo cual comienza una nueva vida con el gobierno electo. (Foto: Diario La Nación).

Una de las primeras medidas sociales adoptadas por el electo presidente de la República, Santiago Peña, consiste en reivindicar a los habitantes del barrio San Francisco, en las afueras de Asunción, creado durante el gobierno del expresidente Horacio Cartes para familias de escasos recursos económicos con el objetivo de dotarles de vida digna con techo propio y sustentabilidad, incluso fuentes de trabajo a través del impulso a empresas privadas interesadas, a través de la capacitación.

El núcleo urbano fue inaugurado por el propio Cartes en la primera quincena de diciembre de 2017 en medio de la expectativa desbordante de las 1.000 familias adjudicadas con las viviendas, construidas con los mejores estándares de calidad, comodidad y bienestar.

Un año después, ya durante el gobierno del actual presidente Mario Abdo Benítez, quedaba en veremos el proyecto de capacitación y puesta en marcha del programa laboral que apuntaba a dotar de fuente de trabajo al menos a un miembro de cada familia del lugar, de modo que los recursos generados ayuden a dinamizar el barrio, sustentar la economía familiar y concretar otros proyectos de mejoras en el marco del abordaje social integral establecido en un principio.

Abdo Benítez entendió el proyecto a su manera y sin muchas vueltas lo cajoneó, como lo haría después con todos los proyectos emblemáticos iniciados por su antecesor Cartes, entre ellos el Grupo Lince de lucha contra la inseguridad urbana, al que se encargó de asfixiar con presupuesto escuálido y ninguneo patológico, y el resultado está a la vista con una población dominada por la ola de robos y asaltos que se registran los 365 días al año, en medio del silencio crítico de los medios alquilados.

Por culpa de Marito, el icónico barrio San Francisco quedó marginado, olvidado y tirado a los leones, con una tasa de crecimiento delincuencial elevadísimo y un nivel de vida basado en la precariedad, la falta de trabajo de los habitantes y servicios básicos, como salud y educación, por el suelo.

La elección de un nuevo Presidente de la República, más que una esperanza viva, tiene profundo significado para las familias, quienes entienden que con Santi Peña les irá mejor, y una evidencia palpable es el andamiaje del postergado proyecto de capacitación y fuentes de trabajo puesto en marcha sin pérdida de tiempo, en un primer caso a través de una empresa de confecciones que ha iniciado los primeros pasos para dar reanimación a San Francisco luego de 5 años de “castigo” por parte de Marito, quien ahora deberá salir por la puerta de atrás tras instalar uno de los peores gobiernos de la era democrática y llevar a la práctica una campaña sucia contra Cartes, a pesar de ganar la presidencia con votantes cedidos por Honor Colorado.

“Ningún habitante del barrio votamos por Marito, a quien le hemos declarado persona no grata de por vida”, declaró contrariado un poblador mientras observaba el desembarco de empresarios que desempolvaban el esperanzador proyecto de fábrica de confecciones que dotará seguramente de sabia saludable a la alicaída economía del lugar, sumida durante estos 5 años abdistas en el olvido, la delincuencia, la drogadicción y otros males propios de la ausencia del gobierno.

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