Una deslizadora de la Armada aparece en el puerto de Presidente Franco, un par de kilómetros del lugar donde se produjo el tiroteo que acabó con un militar fallecido y una treintena de detenidos que denunciaron actos de tortura. (Alegando «motivos de seguridad», la empresa Google censuró la foto de un presunto torturado).

“Para los habitantes del Alto Paraná, no es ninguna novedad lo que pasó con el tema del tiroteo porque los mismos marinos encargados supuestamente del control de la seguridad en la frontera con Brasil son protagonistas del contrabando de todo tipo por el río Paraná a través de las coimas. La coima une en relación saludable a los militares y los delincuentes”, afirmó este viernes un informante de nuestro diario con residencia en Ciudad del Este que pidió el anonimato por temor a represalias, según dijo.

“Tan vieja como esta ciudad es el contrabando con el Brasil, y también el vínculo de las autoridades navales de turno con los contrabandistas. Todo el mundo sabe eso, pero nunca nadie se animó a investigar en serio para tratar de ponerle freno a esa situación lamentable y vergonzosa de nuestros uniformados”, añadió.

La noche del miércoles pasado, un suboficial naval de servicio recibió un mortal impacto de bala como secuela de un intercambio de disparos entre la patrulla militar y un grupo de presuntos contrabandistas en una zona estrecha del río Paraná, a la altura de la ciudad de Presidente Franco, frente a la brasileña Foz de Yguazú.

Variadas versiones se manejan en torno al caso.

La comandancia de la Marina zonal, a cargo del capitán de navío Walter Díaz (carnal del polémico vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, según nuestras fuentes) dio a conocer un comunicado a la opinión pública, en el cual informó que una patrulla naval fue atacada a tiros por contrabandistas desconocidos en un operativo de rutina que descubrió casualmente el paso ilegal por el caudaloso río colindante con Brasil.

Los presuntos contrabandistas y familiares no desmintieron el supuesto hecho de contrabando, común en esa parte del país, pero denunciaron abuso de autoridad, maltratos e incluso tortura de los paseros y sus familiares, entre ellos menores de edad, de parte de furiosos y vehementes uniformados que portaban armas de guerra.

“Entraron sin orden judicial, atropellando las humildes viviendas con algunos moradores durmiendo a altas horas de la noche, distribuyendo patadas y trompadas a los que encontraban a su paso, sin medir sus actos, totalmente ilegítimos y abusivos”, comentó a medios de prensa fronterizos una madre de familia.

Añadió que las abundantes evidencias de torturas figuran en la nota de denuncia presentada ante la fiscalía local, incluida la fotografía de una niña de corta edad que sufrió la rotura del labio superior a causa de una trompada propinada por uno de los furiosos marinos, mientras la treintena de maltratados presentan evidentes señales de escoriaciones y heridas en varias partes del cuerpo.

“Ellos mismos (los marinos) provocaron la pelea porque quisieron cobrar coima en dos oportunidades; un monto para los que hacen guardia diurna y otra suma para los que cubren el horario de la noche”, precisó nuestro informante.

A resultas de la grave escaramuza perdió la vida el suboficial de tercera Marcos Agüero, mientras que el comandante de la Base Naval, Walter Díaz, fue destituido del cargo.

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