Foto de la Agencia de Noticias de la Revolución Islámica que muestra el poderío de los navíos que desembarcaron en Brasil, ante el silencio del gobierno de Estados Unidos, que opera en Paraguay como si fuere su patio trasero.

Absolutamente en sentido contrario a la actitud dominante y abusiva practicada en la República del Paraguay con la bendición del propio presidente Mario Abdo Benítez, el gobierno de Estados Unidos se mantiene callado ante el desembarco en costas brasileñas este jueves de dos buques de guerra con bandera iraní.

Los navíos anclaron por unos días en el puerto de Rio de Janeiro, señalan los noticiarios, que no dan mayores detalles del viaje y que, de acuerdo al lacónico informe del gobierno iraní, tiene el objetivo de “circunnavegar por el mundo”, un sofisma con perfil ideológico según opinan referentes en este tipo de movidas del régimen revolucionario identificado con el terrorismo internacional.

El diario Panama Post publicó este miércoles que el régimen iraní se jacta de sus avances en los océanos del mundo al mismo tiempo que sus embarcaciones bélicas están cada vez más cerca de territorio estadounidense que, según la información, no cuenta con una política firme para hacer frente a este tipo de amenazas que vienen empaquetadas con opciones terroristas a partir del sanguinario grupo Hezbollah.

“Los buques de guerra iraníes continúan navegando por Occidente para sumar a sus intereses nuevas plataformas operativas en este lado del mundo”, destaca el medio panameño.

La alarma suena en la región, pero Estados Unidos se mantiene anónimo y aún no muestra siquiera señales de preocupación, a pesar del peligro acechante en esta parte del continente con mayoría de gobiernos de izquierda que conforman un mismo riñón ideológico con el régimen autoritario iraní.

Hace un par de semanas, el polémico embajador estadounidense en Paraguay, Marc Ostfield, leyó un comunicado del Departamento de Estado de su país que establece sanciones económicas para el vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, y el expresidente Horacio Cartes, quienes fueron acusados en su momento de ser “significativamente corruptos” sin el aporte de documentos u otro tipo de pruebas o evidencias de respaldo, lo que ha sido calificado por sectores políticos no comprometidos con el gobierno de Abdo Benítez de ser una acusación gravísima, irresponsable, artera y tendenciosa.

Estados Unidos se involucró directa y abiertamente en cuestiones internas del Paraguay, lo cual configura una intromisión grave en los asuntos internos de nuestro país, con el agravante de que el propio presidente de la República y su entorno de opositores le desplegaron la alfombra roja, denunciaron referentes del movimiento Honor Colorado, tras lanzar al aire una pregunta alegórica: ¿Por qué el gobierno norteamericano no se anima a hacer ahora lo mismo en Brasil, donde realmente se presenta un peligro de amenaza terrorista internacional?

Tanto Velázquez como Cartes fueron acusados por Estados Unidos de estar ligados al terrorismo del Hezbollah, sin respaldo documental ni evidencias, convirtiendo sus propias acusaciones en una incriminación unilateral que contradice todos los Estados de Derecho de países democráticos, incluido el de Estados Unidos, que sacraliza el derecho a la defensa y condena cualquier acusación sin oposición de contrapartes.

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