Foto del supuesto filicida repartida por aterrorizados vecinos este lunes, luego de desayunarse la terrible noticia. El detenido no tiene antecedentes y en el momento de su aprehensión estaba sobrio, dice la Policía.

La ciudad de Emboscada amaneció este lunes aterrorizada tras enterarse del horrendo crimen de una niña de 1 año y 11 meses de vida en manos de su padrastro y ante la ausencia de la madre, que había ido a vender un popular juego de azar, conocido como La Haiba, en busca de recursos para su empobrecida familia.

El hecho ocurrió alrededor de las 21:00 horas del pasado domingo en el barrio Minas, a 45 kilómetros de Asunción en el departamento de Cordillera, donde residía la pareja de hecho junto con la pequeña niña en una vivienda indigna para cualquier familia ante el relajo de las autoridades, de la Codeni y del Ministerio de la Niñez y la Adolescencia que en el pasado gobierno de Mario Abdo Benítez acumularon denuncias de inoperancia supina a pesar del millonario presupuesto y la ayuda de organizaciones solidarias.

El presunto filicida fue identificado como Jorge Daniel Silva Ortega, de 22 años de edad, quien según el parte policial propinó al menos dos golpes fulminantes a la inocente víctima a la altura del abdomen como “solución” a los llantos incesantes de la niña en un momento de intenso calor donde arreciaban los mosquitos.

“Seguramente estaba inquieta y lloraba por alguna picadura o por el calor insoportable ya que ni siquiera tenían ventilador y por lo visto ese monstruo que hacía el falso papel de padrastro ni siquiera habría intentado consolarle antes de fulminarle con la mortal trompada”, opina este lunes una vecina aterrada por el hecho.

El informe forense indica también como posible causa de muerte traumatismo de cráneo, y las investigaciones de los técnicos forenses de la Policía Nacional apuntan a definir la causa de este diagnóstico.

“Todas las conjeturas son tenidas en cuenta, pero lo seguro es que la víctima recibió también un golpe aplastante a la altura de la cabeza”, afirmó uno de los investigadores.

De acuerdo a los datos, el posible asesino no presentaba señales de alcoholizado o drogado en el momento de su detención.

“Se le notaba aparentemente tranquilo, sin señales de arrepentimiento”, opinó uno de los policías encargados de su detención, mientras el vecindario lanzaba alaridos de dolor e impotencia por el deleznable crimen que sacudió los corazones de personas que no podían encontrar respuesta a lo sucedido.

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