Marito nunca honró su cargo de presidente, que usó y abusó para perseguir a correligionarios que no comulgaban con su esquema de perversión política y corrupción, afirman republicanos que ahora piden sea echado de los registros de la ANR.

La expulsión de los registros partidarios del hurrero abdista devenido en autoridad de Itaipú Gerardo Soria caló hondo en filas republicanas, que ahora piden por la cabeza de Mario Abdo Benítez, a quien acusan de llevar a la práctica una conducta de perversión política que en todos los casos apuntó a matar al Partido Colorado dominado por el cartismo, la misma nucleación partidaria que le ayudó a ser presidente de la República y al que no dudó en perseguir implacablemente desde el día que asumió la primera magistratura de la nación.

“Es un traidor nato”, vociferó un correligionario durante una reciente reunión de la nueva directiva partidaria que, entre otros asuntos, dio por cerrado el caso de Soria con la eliminación de este nombre de los registros del Partido Colorado para dar pie a Asuntos Varios, donde saltó al tapete el tema de Marito.

Fuentes seguras cercanas al entorno del poder colorado informaron a La Mira que la misma comisión de disciplina que puso en remojo y logró la expulsión de Soria ya fue alertada acerca de la intención de un número aún no determinado de republicanos que ya no quieren ver el nombre de Mario Abdo Benítez en la lista de afiliados.

“Desde que subió al poder se dedicó a perseguir a sus correligionarios colorados que respondían al cartismo, sin ponderar en trayectorias, méritos ni cualquier otro tipo de merecimientos”, disparó otro miembro de la Junta de Gobierno cuya identidad se mantiene en reserva para no entorpecer el diálogo interbancadas que se realiza para la conformación de la nueva directiva del Congreso Nacional.

A viva voz y ante micrófonos abiertos, y sin ningún rubor, Abdo Benítez dijo en los últimos tramos de la campaña electoral antes de las cruciales elecciones que “le haría bien al país una alternancia en el poder” de la República, en alusión a que, para él y sus aliados opositores y mediáticos, no representaría perjuicio moral ni político la caída del Partido Colorado, colocando en alfombra roja a la oposición, que venía de protagonizar una de las campañas proselitistas más crueles y perversas de la historia política del Paraguay.

A más de ello, Marito es señalado de convertirse en un lobbista consuetudinario de carpas anticoloradas, formando alevosamente una entente abdo-libero-zurdo-mediática amiga, encargada de disparar veneno contra el cartismo precipitando el odio y la visión entre paraguayos.

La voz extendida en la nueva directiva colorada es borrar definitivamente a Marito de los registros de afiliación partidaria, y declararle “persona no grata” para la ANR, independientemente de los pedidos de denuncia y sanciones por mal desempeño en su cargo de presidente de la República, incluidas acusaciones de lesión de confianza, negociados feroces con la plata pública, asociación ilícita y decenas de otros delitos e incluso crímenes cometidos durante el ejercicio de su mandato.

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