Pacientes con cáncer reclaman medicamentos, una práctica dolorosa sin visos de solución. El nuevo ministro debe investigar sin demora dónde está la plata para pago a proveedores, que supera G. 3.082.040.000.000, suma colosal con destino misterioso. (Foto: Diario La Nación).

El presupuesto de Salud Pública durante el presente gobierno de Marito no se compadece de la realidad experimentada en los hospitales públicos, que padecen de pésima calidad de servicio y la falta crónica de medicamentos e insumos, algunos de uso básico o elemental como gasas, jeringas y alcohol, por citar solo algunos de empleo generalizado.

Los más de G. 1.300 millones de dólares del presente presupuesto han sido erogados, según las autoridades sanitarias, en gastos rígidos, sostenimiento de la estructura sanitaria y pago a proveedores de medicamentos, especialmente laboratorios, más insumos y servicios.

Sin embargo, a la hora de acudir a los centros sanitarios la realidad es patética, con pacientes amontonados como moscas en sórdidos pasillos infestados de quejas, falta de médicos, falta de sillas para asiento de los pacientes siquiera los de situación vulnerable y, para colmo, ausencia de medicamentos en las ventanillas de atención, donde la frase “no tenemos estos, solo este” resuena como golpe emocional extra para quienes son obligados a comprar en farmacias y tienen en los bolsillos solo para el pasaje.

El nuevo ministro de Salud que entrará en funciones el 15 de agosto próximo es abordado a diario por la prensa donde evacua parte de su proyecto de trabajo, entre ellos el pago a los proveedores de medicamentos e insumos para suplir el grave problema actual.

Alega ser consciente de los desafíos que le esperan al tratar de “levantar un muerto”, entre ellos el pago a los proveedores de fármacos, que supera la astronómica suma de 427 millones de dólares.

“De los 1.500 millones de dólares aproximadamente de presupuesto tendremos que pagar esa deuda”, dijo el Dr. González en el programa La Caja Negra, emitido por Unicanal y conducido por el periodista Jorge Torres.

En un extenso reportaje reconoció las carencias multiplicadas de la salud pública y dio a entender que, a pesar de que el mismo no es mago, hará el esfuerzo necesario para tratar de encauzar ese barco gigante llamado Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social que hace décadas navega a la deriva, postergando derechos consagrados de la población a recibir atención de valor.

En medio de tantos interrogantes, urge que el nuevo ministro comience por investigar el destino de los millones de dólares destinados a compra de medicamentos e insumos, y obrar en consecuencia.

Evidentemente, hay filtros de pérdida financiera monumental que debe identificar con nombres y apellidos, de forma a sanear de una vez por todas la contaminada administración del servicio vital.

“¿Dónde está la plata?”, preguntan sin cesar quienes acuden a los hospitales en busca de sanidad, pero salen defraudados por la miseria del servicio.

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