Representando a un pueblo sumido en la tristeza y la decepción, los indignados nuevamente ganaron las calles de la ciudad para instalar conciencia sobre el grito de «¡justicia!» que retumba en cada hogar.
Contados en cantidad, con el respaldo de la transparencia como distintivo y la representación de todo un pueblo sumido en profunda tristeza, este lunes mostró de nuevo su perfil solidario por las calles de Emboscada un grupo de padres imbuido de gran fuerza de voluntad reclamando justicia en el caso Juliette.
La niña, quien a su corta edad se ganó el amor de la gente, desapareció en medio de un halo de profundo misterio de la propia vivienda familiar en las afueras de la ciudad, dejando tras de sí un cúmulo de enigmas que, por el momento, comprometen seriamente a la madre biológica y el padrastro de la menor.
Lilian Zapata guarda prisión preventiva en el penal de mujeres “El Buen Pastor”, y el alemán Reiner Oberüber se encuentra en un entorno de los más brutales criminales del país, encerrado en el penal de alta seguridad de Emboscada.
A tempranas horas se movilizó el grupo de indignados, encabezado por el abuelo de Juliette, Rufino Zapata, acompañado de su esposa, quien no emitió comentarios para la prensa.
Sí evacuaron opiniones los demás participantes de la marcha, que se realizó hasta frente al local del Ministerio Público.
En ese lugar de la zona céntrica los indignados hicieron descarga emocional sobre el momento especialmente sensible que vive la ciudad y la necesidad de que ya se expongan resultados después de un mes de investigación del caso, para que la suerte de Yuyú sea conocida públicamente.
“Pasan los días, y no hay avances en la investigación; en base a los nulos resultados, sospechamos que las cosas no se están haciendo como se debe. Hay tantas diligencias por realizarse, pero el expediente no se mueve, o lo hacen en carreta. Tenemos razones para sospechar que poderosos intereses en juego interceptan el esclarecimiento del caso”, afirmó el Emilio Franco.
Otros indignados destacaron el espíritu pacífico de la manifestación pública.
“No buscamos confrontación, altercados o violencia. Solo queremos instalar conciencia a las autoridades encargadas del caso sobre la importancia y la necesidad de que hagan su trabajo, y sin demora innecesaria. No solo el Paraguay está pendiente de este escándalo, sino muchos otros países del mundo comprometidos con la defensa de los derechos del niño y, fundamentalmente, de los derechos de los niños con capacidades especiales, que es el caso de Juliette, quien se ha convertido en la razón y la motivación de nuestro movimiento”, expresó visiblemente impresionada por la situación la señora Fulvia Martínez.