Frontal y realista, la joven dirigente idealiza un estadío diferente para la juventud paraguaya, castigada por la falta de trabajo y oportunidades de vida digna, necesidades, vicios, futuro incierto y, encima, los embates vehementos de la perversión globalista.
Audaz y diligente, Salma Agüero no da puntadas sin hilo. A su corta edad de 23 años se presenta en sociedad como una líder inteligente, dotada de cualidades humanas y principios cristianos que la hacen diferente y singular.
A sus 22 años escribió un libro llamado “Dignos hasta el final”, donde aborda la defensa de la dignidad de seres humanos en tiempos donde se visibilizan falacias y relatos disfrazados.
Sin pelos en la lengua, aborda la realidad global, nacional y partidista con una visión realista y puntual, fuera de fanatismos y discriminación, en un intento declarado de la necesidad de hacer patria generando las condiciones que necesita la gente para salir de su estado latente de necesidades y encarar el futuro con el ánimo predispuesto, no solo para dignificar el núcleo familiar, sino el propio entorno social a través de una mano generosa que siempre espera algo de los demás.
Es candidata a miembro de la Junta de Gobierno de la Asociación Nacional Republicana (ANR) por Capital y, desde esa instancia, afirma que buscará soluciones para los múltiples problemas que afronta la juventud paraguaya en general, sin distinción de banderías, creencias o colores.
“La juventud paraguaya no solo es víctima del descuido del Estado en sus necesidades básicas, como trabajo, seguridad y educación, sino es objeto en la actualidad de la embestida vehemente y, en muchos casos, violenta, de la ideología de género y esa cultura de muerte que busca torcer nuestra tradición y valores acerca de la familia, la vida y la dignidad de todas las personas”.
“No podemos permanecer callados o de brazos cruzados ante esta verdadera amenaza social venida de afuera que acá quieren aplicarla con el incentivo de millones de dólares provenientes de organizaciones establecidas al solo propósito de instalar la perversión para destruir la familia y sustituir la bandera paraguaya por la infame enseña globalista”, disparó.
“Hay muchísimo trabajo para quienes amamos a la gente y al Paraguay, y creo firmemente que a partir de mi responsabilidad política podré desarrollar con mayor impulso el proyecto destinado a la juventud de mi país, que enfrenta horas difíciles y, como nunca, su futuro está hipotecado por las autoridades nacionales, que solo miran sus intereses y postergan indefinidamente los gritos de ayuda de nuestro gran tesoro que es la juventud”, recalcó la dinámica dirigente juvenil.
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