Peña acorralado por la prensa que busca una opinión prohibida sobre asuntos de otros poderes prohibidos por ley, en una saga incansable de trampas dispuestas por la oposición aliada con los medios para provocar fractura letal en el oficialismo.
En una razzia continuada que recobró impulso después de la contundente derrota en las pasadas elecciones generales de junio del 2023, la oposición unida con el abdismo, la embajada americana y el cardenal Martínez mete presión al presidente de la República, Santiago Peña, para estirarle la lengua y forzar su opinión sobre el escándalo protagonizado por la ex senadora Kattya González antes de ser expulsada por corrupción y delito penal.
Alineados como velas detrás de la agenda anticartista, referentes de los partidos reconocidos, más saldos y retazos de la oposición en desbandada, colocan trampas cazabobos en cada paso del presidente con el artero objetivo de que pise el palito y caiga en la anhelada desgracia política que les posibilite acceder a espacios de poder negados por las urnas.
“Acá se han vulnerado derechos y violado normas, pero el presidente no dice una palabra”, se le escuchó decir este lunes a un referente liberal asociado a la causa de Kattya.
Con el mismo libreto se dirigen a Peña otros representantes políticos de la oposición, a sabiendas de que el presidente de la República y los ministros del gabinete nacional tienen expresamente prohibido involucrarse de forma directa o indirecta con asuntos inherentes a los demás poderes del Estado, en este caso el Poder Legislativo.
En paralelo, la oposición aliada al abdismo “colorado” ejerce fuerte presión a la Sala Constitucional de la Corte para hacer “justicia” y reponerle en el cargo a la Kattya quien, animada por falsos positivos, hurga en otras instancias de poder en busca de apoyo.
En la Sala Penal ofician de jueces, a más de Gustavo Santander y César Diesel, el otrora hurrero liberal efrainista, Víctor Ríos, quien cada vez que tiene la oportunidad saca a relucir su perfil opositor, como lo hizo al preopinar sobre la situación de su camarada Kattya González, exponiéndose a una sanción o una manifiesta llamada de atención.
Kattya González fue echada de su curul en el Senado luego de que fuera acusada de cometer tráfico de influencia en beneficio de un correligionario a su cargo y el delito penal de producción y uso de documento público de contenido falso en favor de otra funcionaria a su cargo.
El espacio para su defensa que le otorgó el Congreso durante el juicio político fue utilizado por la lenguaraz opositora para descargar contenido escatológico y disparar municiones verbales de grueso calibre “contra todos los que no fueran chanchos de su chiquero”, según graficó un referente oficialista presente en la sala de sesiones.
En la agenda de la oposición cumple un rol protagónico la armada mediática amiga, especialmente los dueños de los grandes holdings de prensa, vinculados a negociados con el gobierno de Marito y, algunos de ellos, con graves sospechas de lavado de dinero y contrabando que necesitan imperiosamente la impunidad para no ir a parar con sus huesos a la cárcel.