Las cárceles albergarán a más de 4.000 presos y están construidas con regulaciones modernas para este tipo de infraestructura, pero no se previeron detalles esenciales de salud y seguridad, según denuncias.
Un secreto a voces manejado como secreto de Estado a nivel nacional, pero que se extiende como reguero de pólvora en el ámbito ciudadano, complica la situación de tradicional tranquilidad de la ciudad de Emboscada con el azote preocupante de contagios por el sida y al mismo tiempo el incremento del tráfico de drogas en pequeña escala en la penitenciaría nacional de esa jurisdicción, ubicada a unos 40 kilómetros al Este de Asunción en un recodo de la transitada ruta 3 que comunica a la comunidad con el norte del país, incluidas zonas productoras de marihuana y distribuidoras de cocaína.
La información fue divulgada por algunos medios de la capital este miércoles tras denuncias de pobladores y la población carcelaria que coinciden en alertar acerca del peligro que acecha a la ciudad y su entorno no solo la existencia de los vicios adictivos sino la indiferencia supina de las autoridades responsables, entre ellas el propio gobierno nacional, que según las quejas prefiere mantener desapercibido el grave drama social.
“Las autoridades penitenciarias hacen como que la situación en la penitenciaría es normal, y ante casos declarados de sospechas de sida apartan a los afectados en un rincón de muerte en espera de algún alma o instancia caritativa que se anime a ofrecerles atención y cuidado”, disparó este viernes un funcionario carcelario abordado por La Mira.
El intendente municipal de Emboscada, Silvio Andrés Peña, en su momento dio la voz de alarma con relación al incremento sostenido de casos no denunciados de VIH no solo en la penitenciaría sino a nivel poblacional, proponiendo que el Ministerio de Salud, a través de la instancia correspondiente, instale en la ciudad un puesto sanitario para la atención específica de casos declarados o sospechados de sida, pero hasta el momento solo recibió el silencio como respuesta.
Con respecto al microtráfico, comentó que se trata de una realidad que golpea la paz y tranquilidad tradicionales de la población, ante la inacción de las instituciones encargadas de reprimir el tráfico de drogas en el territorio nacional, especialmente la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad).
Añadió que tiene conocimiento de que la droga ingresa al penal a través de algunos guardiacárceles, que de esta manera se convierten en cómplices, encargándose de mantener vivos no solo el vicio sino el pingüe negocio por encima de las rejas.
El joven titular comunal puso en tela de juicio la existencia de nada menos que tres cárceles en el ejido urbano de Emboscada, sin que el gobierno acompañe la concentración de reos en un mismo lugar geográfico con la adecuada disposición de recursos para reforzar especialmente las medidas de salud y seguridad.
“El gobierno no solo instaló acá tres penitenciarías, sino tiene prevista la construcción de una cuarta cárcel, lo cual nos da la pauta de que quieren transformar a Emboscada en un centro penal de gran escala, pasando por alto las críticas necesidades que debe acompañar este tipo de proyectos”, apuntó Peña.