Con grandes destaques, autoridades nacionales hacen vítores por la histórica exportación de tomates y cebolla de cabeza al exigente mercado argentino, del cual el Paraguay se ha surtido toda la vida, mientras la mesa familiar sufre los coletazos de la suba de precios a nivel nacional.

Otros rubros hortícolas y frutas de consumo masivo aprestan maletas para incursionar en los mercados externos ante el regocijo de los productores y empresarios, mientras amas de casa pertenecientes a familias “comunes” ven incrementarse a diario los precios de los productos.

“Nadie pone freno a los remarcados de precios, y de esa forma los comercios multiplican sus ganancias, pero nuestras ollas se ven privadas continuamente de verduras tan necesarias para la comida diaria”, se quejó un ama de casa mientras recorría impotente con ojos alarmados los estantes de hortalizas con precios por las nubes.

“Para peor, la carne no deja de subir y ahora nos vemos obligados a comprar por gramos, mientras los ganaderos y los frigoríficos venden a precios de oro en los mercados internacionales, y encima no dejan de quejarse de que venden barato, que apenas empatan y cosas por el estilo que debería llenar de vergüenza a estos eternos privilegiados de todos los gobiernos”, disparó Ana María Zenteno.

La indignada recordó que hace apenas dos semanas el tomate se ofertaba en cualquier negocio del país a un promedio de 3.500 guaraníes por kilo, pero que ahora, después de la exportación a Argentina, subió más del doble, y en algunos negocios el triple, sin que ninguna autoridad ni organismos del gobierno, inclusive la propia Sedeco (Secretaría de Defensa del Consumidor), asuma la situación e intente siquiera ponerse del lado del sector vulnerable que constituyen las amas de casa “comunes”.

De acuerdo a los datos, el tomate y la cebolla de cabeza y, más antes, la zanahoria, tienen demanda masiva en el mercado argentino, y la papa paraguaya se encuentra en trance de exportación para las próximas semanas.

De esta manera, el fisco celebra el incremento sostenido de ingresos tributarios y otro tipo de beneficios en cadena, mientras la población es obligada a ayunar o endurecer las medidas de austeridad ante la suba de precios y la amenaza de que la situación declarada, lejos de solucionarse, se irá agravando con el correr de las semanas y los meses.

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