
Servicio eléctrico con transformador incluido para los invasores de Pindó, que no pagan por el consumo y la ANDE no se anima a cobrarles, pero sí transfiere la carga de deuda a los bolsillos de los consumidores formales a través de irritantes mazazos tarifarios.
La noticia develada por fuerzas de seguridad pública acerca del uso y abuso discrecional de energía eléctrica por parte de invasores de la estancia Pindó, en el departamento de Canindeyú, permite bucear en un insistido tema sepultado por sucesivos gobiernos: Con tres represas hidroeléctricas en funcionamiento, entre ellos el segundo de mayor potencia del mundo como es Itaipú, Paraguay no debería pagar por la energía eléctrica que consume, sino recibir una tarifa ínfima que en todos los casos implique el bienestar consagrado por la ley para todos los habitantes de este país.
La cuestión viene nuevamente a cuento luego de que agentes antinarcóticos descubrieran en el interior de la estancia invadida de Pindó una estructura moderna de producción de droga, totalmente climatizada, que consumiría gran cantidad de energía eléctrica de ANDE, a la que suman viviendas y otro tipo de estructuras que cuentan con acondicionadores de aire y electrodomésticos de uso permanente de energía que no pagan.
“Acá tienen prohibido entrar cobradores de ANDE”, le escucharon decir a un poblador mau de Pindó durante la reciente intervención antinarcótica.
“Al que quiera entrar le hacemos correr a balazos”, remarcó otro “campesino”, expresando la misma retórica que maneja la invasión, en el sentido de que ellos son “víctimas del sistema” y, por tanto, el Gobierno está obligado a su mantenimiento.
Lo que los invasores no cuentan es que han violentado una propiedad privada, no para dedicarse a la “lucha contra la pobreza a través de la agricultura familiar campesina”, sino amparados por la impunidad e, incluso, con el apoyo de autoridades como el intendente municipal de Yvyrarovaná, César Machuca (imputado y con orden de captura por estafa), dedicarse a actividades criminales como la producción de droga, la depredación salvaje de recursos naturales protegidos, el abigeato y el abuso de mujeres y niños, entre otras perlas.
Lejos de usuarios formales que con cada lluvia o tormenta se quedan sin el servicio de energía eléctrica, los invasores de Pindó cuentan con un transformador de grandes dimensiones, alumbrado público e instalaciones domiciliarias similares a los usuarios formales que pagan por la energía que consumen.
“Todo esto le debemos Lugo”, proclaman presumidos tras recordar que los exsenadores zurdos que visitaron el lugar hace unos años (Hugo Richer, Sixto Pereira y Pedro Santacruz) les declararon ahijados y les invitaron a seguir invadiendo propiedades del entorno, donde tendrán energía gratis, escuelas y puestos de salud, como de hecho cuenta actualmente Pindó.
“Alguien tiene que pagar por esa energía que consumen los invasores”, disparó ante La Mira un poblador del entorno de Pindó en una reciente intervención antinarcótica, disparando municiones verbales contra la ANDE por su anuncio de tarifazos.
“El mensaje que nos da la ANDE es claro: Tenemos que invadir propiedades o dedicarnos a la delincuencia para usar energía gratis. Ser usuario formal no es negocio, lastimosamente”, apuntó el indignado.
De acuerdo a los datos, no solo invasores de tierras no pagan por la energía que consumen, sino habitantes de “territorios sociales” y usuarios clandestinos que apelan a conexiones directas, entre otros, por quienes deben pagar los usuarios formales.
ANDE ya ha avisado a la gente que “tiene listo” el látigo tarifario para agradecer a los usuarios formales por el cumplimiento de sus pagos.

