Antes que dar la cara ante una ciudadanía exhausta de tanto fracaso gubernamental, Abdo Benítez se esconde ahupado por una pléyade de aduladores y del propio Cartes, dejando al país sumido en el caos y navegando a la deriva con vientos tempestuosos a la vuelta de la esquina.

Cuando se esperaba que el presidente de la República diera la cara para explicar a la ciudadanía sobre el desastre de su gestión y los planes que tiene -o tendría- para salvar al Paraguay del desastre total, el escenario político presenta un panorama totalmente opuesto con autoridades que, en los hechos, aparentan vivir en estancos dorados rodeados de privilegios y buena vida, mientras la gente pelea en la calle una contienda aparte para sobrevivir.
En medio de este caos gubernativo surge la figura cuestionada del ex presidente de la República y líder del movimiento Honor Colorado, Horacio Cartes, quien contra todo pronóstico decidió también dar las espaldas al clamor ciudadano y erigió una cerca de inmunidad alrededor de su oponente en las internas partidarias, blindando a Marito de cualquier intento por sacarle del poder, y manteniéndole de esta manera preso de su ineficiencia con un país sin timón navegando en aguas tormentosas.
El poder de la República sigue manejándose como todo estuviera bien, cuando se sabe que la población está postrada de necesidades.
A menos que esa sea la intención de las autoridades, no se entiende la supina inoperancia gubernamental para, con todos los medios y recursos públicos a su disposición, iniciar la titánica tarea de recuperar el país del caos en que se encuentra en diversos ámbitos de su existencia, especialmente en materia de salud pública y atención social.
Con relación al covid, se sabe del intento tardío del gobierno por tratar de conseguir vacunas en el exterior, en este caso a través del canciller nacional Euclides Acevedo, quien debió iniciar una vergonzosa gira en busca del biológico, apelando como siempre a la patética cultura mendicante con el papel de pordiosero, mientras millones de dólares destinados para ello se encuentran herméticamente candadeados.
En medio de todo esto, resalta el papel que está desempeñando el emblemático Cartes en el entorno inmediato del poder con dos polos de presión opuestos: por un lado, la ciudadanía que clama por nuevos rumbos con renovadas autoridades para la República, y por otro el empuje que ejercen los burócratas para conservar el estatu quo con derroches y privilegios.

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