Por Esteban Acevedo Flor
Unas elecciones atípicas en variado sentido se avizoran para el próximo 10 de octubre, cuando deberán dirimir fuerzas candidatos a intendente municipal y concejales en medio de sombrías expectativas de cambio, a pesar del panorama francamente desalentador que presentan no solo los candidatos, sino los líderes partidarios y padrinos, que compiten en una pugna aparte por quién está más comprometido en chanchullos y otro tipo de actividades que, lejos de procurar el bien común con proyectos de mejoramiento de las ciudades que se caen a pedazos por su pésima infraestructura y falta de oportunidades, juegan una carrera contra reloj a favor de sus beneficios y privilegios personales, familiares y corporativos.
El momento sorprende al electorado nacional con un presidente de la República que, en los papeles, representa supuestamente a la Asociación Nacional Republicana que lo llevó erróneamente al poder, pero en la práctica se trata de un pésimo administrador de la cosa pública que ha empeorado su rating de preferencia al sellar alianza con sus enemigos convertidos, de esta manera, en cómplices de número de la fallida política de gobierno que mantiene postrado a la nación y humillados a los “comunes”.
Marito, de hecho, hace tiempo ha desaparecido prácticamente del escenario mediático, que de forma increíble pero visible ha hecho lo posible para ocultar la figura del primer mandatario, posiblemente para ayudarle a no exponerse a más escraches y muestras de desprecio, especialmente de “comunes” que han perdido sus puestos de trabajo y están con el estómago vacío por la suspensión incomprensible de los programas de asistencia alimentaria; los enfermos del covid y sus familiares que pasan penurias por la falta de atención oportuna y eficiente; e incluso el sector productivo gremial, que llora miseria por el flagelo del contrabando y la ausencia de una política oficial sincera y frontal para levantar la alicaída economía.
“Marito está en otras cosas, lejos de su compromiso con el país y la gente. No termina por acondicionarse en su condición de jefe de Estado y, con cada día que pasa, consuma alguna metida de pata que, en todos los casos, afecta en alguna medida los intereses o recursos públicos y, en contrapartida, favorece enormemente las finanzas de los amigos”, posteó estos días un indignado social identificado como César Augusto Campos, aclarando que su escrito tiene formato de mecanismo de defensa ante una situación que, según afirma, afecta su optimismo ante la realidad lacerante que enfrenta el país.
En otro frente, la oposición muestra señales de debilidad arrastrada por la corrupción imperante y la nula presencia durante la pandemia para asistir, ayudar y acompañar a la población golpeada por la pandemia y sus consecuencias, especialmente los empleos perdidos y la nula oferta laboral, de frente a la respuesta “espectacular” de Marito quien dijo que la situación está en igual o peores condiciones en otros países, exponiendo de esta forma, una vez más, su baja calidad de gobernante y nulo patriotismo, en esta ocasión en favor de los “comunes” tocados por la miseria esparcidos por todo el país.
Muchos dicen que el Partido Colorado volverá a morder el polvo de la derrota en las próximas municipales, pero la oposición candidata al trono no está en condiciones de asumir el desafío de llevar al Paraguayo por mejores derroteros, sino, así como están las cosas, a seguir sumando en beneficio de favores, privilegios, prebendas, negociados, tranzas y un rosario más de hechos que, en todos los casos, postergan los afanes y derechos poblacionales para entronizar a eternos sabandijas, expertos en convertir la función pública en compartimientos idóneos para la rápida acumulación de riqueza y el reparto caprichoso e interesado de cargos y salariazos, mientras los votantes miran cómo se les cierran las puertas al momento de pedir trabajo o mejoras físicas en su entorno doblegado por la ausencia del servicio público.