Aveiro aparece en una foto de hace unos años acompañado de compatriotas residentes en Nueva York. «Él es un ejemplo de que el querer es poder», afirmó Ángel Servín (primero de la derecha).

Ocasionalmente, surgen noticias alentadoras de paraguayos que triunfan en el exterior del país, más aún en campos otrora vedados para extranjeros, como las responsabilidades inherentes a la seguridad pública.

Este es el caso del compatriota Roberto Aveiro, quien ha sido nombrado recientemente comisionado de Policía de la comunidad de Stamford, en el condado de Fairfield, estado de Connecticut.

Se trata del primer comisionado paraguayo de la Policía de Estados Unidos, en un hecho sin precedentes que llena de orgullo a los connacionales residentes en ese país y constituye un ejemplo de oro para quienes, respaldados por su conducta de vida intachable y capacidad sobresaliente para desarrollar empatía social, logran abrirse paso en mercados laborales difíciles, en este caso nada menos que en el competitivo ámbito norteamericano.

“Quienes le conocemos desde hace décadas podemos certificar sus virtudes de hombre íntegro, amante de su país y de su gente, y este logro obtenido es el premio a su constancia como ciudadano ejemplar, como garantía de que sí se puede tocar el cielo”, afirmó con orgullo Ángel Servín, ex compañero de colegio en Asunción.

De acuerdo a los datos, para ser comisionado de la Policía en Estados Unidos se deben cumplir exigencias de supina rigidez en todos los planos de la vida de la persona, especialmente en lo atinente a su empatía con la sociedad y el conocimiento dominante del desenvolvimiento urbano.

Esto, teniendo en cuenta que, una vez en el cargo, la alta autoridad deberá establecer, entre otras obligaciones, la misión y el enfoque (política pública) de la estructura policial, relacionados en todos los casos con las necesidades de la gente en materia de seguridad.

El compromiso del comisionado es tan importante que las leyes le otorgan incluso poderes para seleccionar, controlar, sancionar o destituir a un personal policial, de modo a conformar una estructura profesionalizada, sólida y segura, como garantía para la ciudadanía.

El flamante comisionado paraguayo explica que el cargo implica desafíos emergentes, encontrar solución a los problemas de la ciudad y, especialmente, el tener que enfrentar un ambiente cada vez más hostil hacia los agentes de Policía de parte de personas que, evidentemente, tienen problemas para la convivencia transparente y pacífica.

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