Si durante la pandemia el nivel de vida se degradó varios puntos, analistas avizoran un futuro aún peor con los incrementos de pasajes, combustible y artículos de la canasta familiar, que disparan la pobreza mientras el gobierno hace proselitismo.
Como si no fueran suficientes las miles de muertes de paraguayos a causa del covid, reprochables a graves negligencias del gobierno en el manejo de multimillonarios fondos cuyo destino se desconoce, el anuncio de una nueva suba de pasajes en itinerarios del interior golpea de antemano la economía de las familias, que durante todo este gobierno han soportado diversos tipos de agresión, como la falta de fuentes de trabajo, la pésima asistencia sanitaria y social, la inseguridad y el ninguneo a sus derechos y reclamos.
En pleno apogeo de la pobreza, que castiga con fuerza a los “comunes”, los aumentazos de productos y servicios instalan su impronta de alerta y desesperación de la gente, que no sabe a quién acudir en busca de auxilio, teniendo en cuenta la ausencia del Estado en los momentos críticos y la invisibilidad de un gobierno que hace agua por todos lados.
A menos de un año para que, en abril del 2023, el presidente Abdo Benítez deje el poder después de 5 años de ineficiencia como gobernante, pero sí como exitoso comerciante y acaparador de los recursos públicos, la situación en la República del Paraguay ha llegado a niveles insostenibles.
En este escenario, hablar de vida digna es una ilusión delirante de millones de compatriotas, quienes son obligados a hurgar en el desierto en busca de esperanza por mejores horizontes.
Si en la capital la canasta familiar ha trepado por los cielos, en el interior del país la proporción es aún mayor debido al incremento sostenido e imparable del costo de los combustibles, ante el remarcado feroz de los servicentros que solo ven los comportamientos en alza del petróleo, pero se vuelven ciegos a la hora de mirar cómo bajan las cotizaciones, como ocurre estos días en los mercados internacionales.
Este lunes se conocerían los nuevos precios del boleto en micros del interior en medio de la preocupación generalizada, mientras el “Marito de la gente” sigue extendidamente ausente (solo presente a la hora de los costosos viajes pagados por la ciudadanía), bien resguardado por los medios amigos, que libran una lucha aparte por mantener sus negocios con el gobierno.
Mientras todo esto ocurre, el “sálvese quien pueda” se impone a nivel de los “comunes”, que en las próximas elecciones tienen la posibilidad abierta de establecer criterios de valor a la hora de depositar sus votos y confianza por candidatos electivos.