«Tranquilo muchachos, soy intocable», pareciera decir el «Marito de la gente», como se hace conocer entre sus leales. En una decisión que causa repudio pero no extrañeza, le renovó su confianza al titular del IPS y tiró al basurero el clamor de los asegurados.

En una muestra de desprecio a la gente y alianza impune con sectores de poder fáctico, el presidente Mario Abdo Benítez traicionó nuevamente este miércoles la voluntad popular y el pedido de diputados cartistas e incluso de la oposición que pedían a gritos no solo la destitución sino el enjuiciamiento y la prisión del titular del IPS, Dr. Vicente Bataglia, por el desastre de gestión realizada al frente del seguro social que colmó el vaso con la desgracia de don Ramón Samudio, al que le amputaron una pierna equivocada por presunta negligencia médica.

Como si no tuviera ningún valor el clamor de los miles de asegurados y de sectores empresariales y políticos, Marito les dio una bofetada a cada uno de ellos al renovar su voto de confianza precisamente a quien estaba siendo juzgado por la ciudadanía como significativamente corrupto, inoperante e incapaz de manejar la institución previsional, que recauda mensualmente unos 419.000 millones de guaraníes y cuenta con un plantel de 4.678 funcionarios, muchos de ellos personal de blanco procedente de universidades garaje que, según las denuncias, fueron los que desmembraron criminalmente la pierna sana del abuelito de 78 años.

Cuando el país esperaba que el presidente de la República emitiera el esperado decreto de destitución de Bataglia, Marito salió este miércoles a renovarle su voto de confianza al titular previsional, tirando un balde de agua fría sobre los miles de aportantes, empresarios y políticos que pedían a gritos no solo que se vaya Bataglia sino se haga una intervención del IPS para sacar al solo los trapos sucios y resetear la vida institucional.

El hecho se da un par de semanas después de que el diputado liberal Eusebio Alvarenga disparara munición gruesa contra la figura de Bataglia, afirmando que el titular previsional “no puede ir con un decreto de destitución; el tipo tiene que ir preso porque un criminal que mata tiene que ir preso. Cuanto menos su actuación es omisiva a no ser que alguien me ilustre y me convenza de que se trata de un dolo eventual para matar, porque ese es Vicente sicario Bataglia, quien no puede estar un día más en su cargo”.

Exigió a Marito “que me escuche y que en ejercicio del control del Poder Ejecutivo, como gobierno escuche a la gente”.

Alvarenga instó también al Ministerio Público “para que ejerza el proceso penal correspondiente, porque Bataglia no solo tiene que ir destituido sino purgar por el padecimiento de tantos prójimos y tantos perjuicios a la previsional”.

Marito hizo pasar por ambos oídos estas palabras y, como si nada, procedió a satisfacer los intereses de sus socios de negociados instalados en el IPS, pasándole las manos al mismo tiempo a su amiga Lilian Samaniego, considerada la “dueña” de la previsional, donde mantiene una legión de servidores, que en la práctica significan votos cautivos para mantener impune el esquema de perversión interna.

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