Los consumidores «comunes» visualizan un negro panorama con el incremento de las exportaciones de carne y sostienen que muy pronto solo podrán «degustar» la protenía roja paraguaya en fotos, apelando a platos raquíticos preparados en base a hueso.
Con la mayor comercialización [P1] de carne de primera calidad o Premium en el mercado internacional lo más probable es que los precios a nivel nacional bajen, especialmente los llamados cortes populares, entre ellos la costilla y las menudencias, opinan exportadores y productores con referencia al “logro” de la ganadería paraguaya que acaba de firmar un acuerdo histórico para la venta del producto en el competitivo mercado de Estados Unidos.
Ni bien llegó a estado público la información propalada a cuatro voces por la prensa, ciudadanos de a pie levantaron los ojos al cielo en posición ritual ante la posibilidad latente de que los precios de todos los cortes en las carnicerías se eleven a las nubes, tan alto que sea imposible de alcanzar para los consumidores “comunes”, esto es, para quienes sobreviven con el salario mínimo o los raquíticos ingresos de cuentapropistas distribuidos por toda la República.
“Chau carne” publica lacónicamente en su red social una ama de casa tras disparar munición gruesa contra la falta de política pública que permita a la ciudadanía consumir carne todos los días, en consonancia con una costumbre histórica difícil de erradicar de los hogares paraguayos.
La indignada hace alusión implícita al incremento forzoso que generará la exportación de carne a Estados Unidos, tal como ha venido ocurriendo cada vez que el sector productivo, frigoríficos y gobierno nacional se ponen de acuerdo para surtir algún mercado en el mundo que demande la carne paraguaya etiquetada como sabrosa y saludable pero que ahora posiblemente solo podrá ser “degustada” en fotos.
Con el manejo artero, populista y desproporcionado de razonamientos y algoritmos alejados de la verdad, referentes exportadores y productores tratan de encontrar alguna “fórmula” que llene sus expectativas de explicación ante la realidad que se expone desnuda ante los ojos desorbitados de amas de casa y otros tipos de consumidores “comunes” que observan con asombro y danzan al compás del jaque que se viene con los precios de la carne en general, sin excepciones.
“Siempre lo mismo”, expresa Ana María Meza al recordar los detalles que ocurren en las carnicerías y las mesas paraguayas después de cada “logro” en la exportación de carne.
“Ellos facturan y nosotros sufrimos”, agregó la indignada tras restar valor a los anuncios de los exportadores en el sentido de que no subirían los precios de la carne.
El gobierno debe actuar sin pensar solo en los dólares para el fisco, apunta otro ciudadano quien explica el comportamiento creciente que ha venido experimentando la proteína roja paraguaya desde hace varios años y la nula esperanza de mejoría con que se presenta ante los raquíticos bolsillos de la gente el valor de compra al menudeo de “la carne más sabrosa del mundo”, tal como presenta el iluminado márketing al alimento paraguayo.