Copyright del nepotista, en la óptica de Youtube. Se trata de un delito extendido e impune en la función pública, donde parientes, amigos y amantes de parlamentarios contaminan el cuadro de personal con cargos y salariazos que ofenden la razón y el derecho.

El sensacionalismo rutilante de las novedades legislativas actuales, como la hemorragia financiera producida por el festival irreverente de cargos, salariazos y puestos de órdago para la clientela familiar, política y afinidades  (léase amantes) de legisladores en el Congreso Nacional es apenas la punta de un ovillo mullido que enrostra casos multiplicados de tráfico de influencia, estafa (como es el caso de los planilleros) y lesión de confianza, entre otras cargas delictivas que devienen del emblemático caso “nepobabies”.

Se trata de un catálogo bien concentrado de vicios arrastrados de sucesivos gobiernos, a partir de la “célula madre” llamada stronismo, que han ido creando metástasis debido a su profusión y raigambre, alimentados indefinidamente por el monstruo de la impunidad, propio de mandatos versátiles donde lo demás es lo que menos importa.

Que se sepa, ninguna institución pública se salva del nepotismo y vicios parecidos en corrupción y perjuicios.

A diario, medios de comunicación divulgan en enorme destaque casos emblemáticos de contratación o nombramiento de personas con variados lazos de consanguinidad o afinidad con los detentadores del poder, en este caso senadores y diputados elegidos por la gente para legislar en favor del pueblo y no en favor de la casta familiar y anexos.

El asombro de la ciudadanía no se hace esperar, y de esta manera la gente emite exabruptos descalificadores contra los mandamases comprometidos y, esencialmente, contra el gobierno nacional, culpándole de la grave situación “descubierta” por los medios, especialmente por aquellos que durante los pasados 5 años de abdismo se mantuvieron calladitos, sin emitir críticas, convirtiéndose en cómplices silenciosos e impunes de la corrupción declarada.

Se sabe de la logia política-mediática imprimida por el abdismo para cooptar voluntades, críticas e investigaciones sobre su desgobierno, especialmente los miles de millones rapiñados de la plata para la pandemia de covid y otras perlas del escenario de perversión pública prohijado por Marito.

Sin embargo, poco o nada se supo de todo esto en los 5 años anteriores sino una retahíla de buenas nuevas permanentes del “amigo presidente” que, según los datos, se pasó gran parte de su desgobierno haciendo ampulosos viajes turísticos marcados como “oficiales” con plata del pueblo alrededor del mundo, de donde nunca trajo inversiones ni proyectos de desarrollo sino maletas desgastadas y ropa sucia.

La derrota electoral del abdismo en las pasadas elecciones no solo hizo trizas el intento de continuismo de la “alianza para el progreso” entre maristas, liberales efrainistas, la zurda luguista y los dueños de los grandes holdings mediáticos favorecidos con licitaciones a medida, negociados conjuntos e impunidad, sino creó una logia de despechados ávida de buscar vendetta con el enemigo común.

Por todo ello, la radiografía de la corrupción en el manejo de recursos humanos dentro de la función pública debería motivar un vehemente aplauso a los medios pro-abdistas, que a costa de evacuar su despecho a cualquier precio le hacen un bien al país y a la gente, que así puede calificar con juicio de valor lo que ha significado para todos la perversión pública durante todos los gobiernos «democráticos», incluida la corrupción añeteté devenida de la republicana fuerza marista.

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