«No le votamos para figuretear y gastar su tiempo en escándalos», opinan indignados sobre la conducta pendulante de la Kattya, quien fue echada del Congreso por hechos de corrupción que ella misma y sus leales pasaron de largo para atacar y amenazar a mansalva.
La destitución de la senadora opositora Kattya González sigue siendo tendencia en las redes sociales, donde las opiniones se reparten de forma desproporcional entre los ataques y las críticas.
Un mapeo de opiniones de internautas permitió conocer el nivel de interés que tiene la población sobre el escándalo que tuvo como escenario el Congreso Nacional, testigo de muchos otros culebrones como la destitución vía juicio político de varios senadores de la nación, sin que el pueblo al que decían representar saliera a defender sus respectivas causas.
“Kattya tiene mucho que ver en su destitución”, sostiene María José Mongelós, tras hacer una serie de recordatorios sobre la conducta zigzagueante demostrada en el ejercicio de su cargo la referente encuentrista.
“Quería llevar todo por delante para erigirse en diosa del Senado, donde los leales a su retórica eran amigos tratados como tales, pero cualquiera que se opusiere a su didáctica o caprichos era tratado de troglodita, analfabeto, retrógrado, por decir solo algunos de los adjetivos menos escatológicos utilizados a viva voz por esta legisladora que pintaba para bien pero resultó ser una senadora venenosa, charlatana, maleducada, irreverente, insolente, desafiante, vulgar y extendidamente obscena”, dispara a quemarropa Ana Paula Robertti.
“Creo que tuvo la mejor intención del mundo para cambiar el país erradicando la corrupción, la lucha de clases y el crimen organizado, pero pecó de consentida creyendo que la ciudadanía va a digerir fácilmente y con los ojos cerrados su conducta tortuosa y pendulante”, postea por su lado Angel Dellavedova.
“Antes de emprender cualquier otra aventura política con el respaldo de sus alcahuetes, debería salir a pedir perdón a la gente que confió en ella hasta último momento, pero la contundencia de las pruebas que presentaron en su contra la convierten en una simple impostora del Senado, donde se comportó según su criterio e interés personal, dejando de lado las múltiples necesidades de la gente, entre ellas las de todos los que le votamos”, comenta Analía Cibils Coll.
Kattya fue echada de su cargo tras ser acusada de tráfico de influencia, producción y uso de documento público de contenido falso, y otras faltas consideradas graves para un parlamentario.
Antes que apelar a la defensa, la opositora se dedicó a atacar a diestra y siniestra sin dejar títere con cabeza, en un intento desembozado de recuperar su perdida honorabilidad como representante del pueblo.