«Si continúa la suba de precios de la carne, dentro de poco vamos a saborear el asado solo en fotos», ironizó este lunes una ama de casa al verse sorprendida por el nuevo aumentazo en productos de la canasta familiar, ante el silencio del gobierno.

Con grandes sorpresas reciben los supermercados y almacenes de Asunción y el área metropolitana este lunes a ciudadanos de a pie que observan con impotencia y dolor de cabeza el incremento sostenido de los productos de la canasta familiar que obliga a la gente a ajustar aún más los cinturones mientras ve cómo el salario pierde valor ante el silencio de las autoridades responsables de este tipo de “conmoción social”.

La carne, pan, hortalizas y ni decir las frutas acusaron aumentos sostenidos en torno al 20 por ciento como promedio, comenta asustada una mamá que acudió a surtirse a un supermercado capitalino encontrándose con la desagradable sorpresa.

“Lo peor de todo es que nadie anuncia que nos van a meter de nuevo la mano en los bolsillos, y cuando acudimos a hacer nuestras compras tenemos que recortar drásticamente nuestro listado para ajustarlo a lo poco que tenemos en el monedero”, disparó preocupada la ciudadana “común”.

En consonancia con otros compradores, señaló que solo los productos de segunda necesidad conservan los precios de la semana anterior, mientras los de consumo masivo se fueron por las nubes.

La carne paraguaya, propagandeada en grandes destaques como una de las mejores del mundo, prácticamente tiende a desaparecer de la mesa familiar.

Los precios de la proteína roja experimentan subas imparables desde principios de año, en coincidencia con el incremento de los mercados de comercialización.

A pesar del aún escaso volumen de exportación al competitivo mercado de Estados Unidos, después de que la ganadería paraguaya hiciera alarde del gran logro los precios al menudeo en el mercado nacional sufrieron incesantes aumentos, al punto que hoy día comprar un kilo de carne para la comida diaria significa un sacrificio económico extra para las familias.

“El asado de los domingos u otros días feriados se ha limitado a las fiestas obligadas de cumpleaños o eventos similares por el costo inalcanzable para cualquier bolsillo, especialmente de ciudadanos de a pie, trabajadores, empleados u otros componentes del comunacho”, recalcó la indignada Matilde Figueredo.

Mientras esto ocurre, las autoridades responsables de este tipo de golpe a la economía ciudadana aún no se han manifestado públicamente.

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