Ataúd andante por las calles de Asunción. Los empresarios vende humos reclaman reivindicaciones a cambio de tortura y ponen de rodillas al gobierno en medio del desastre en el servicio.

Una tenue luz de esperanza deslizó este martes el presidente de la República, Santiago Peña, con relación a la tortura diaria que enfrentan más de 1 millón de pasajeros de Asunción y el área metropolitana debido al pésimo servicio del transporte público, sin ánimo de mejoras, y el anuncio de paro de tres días en demanda de reivindicaciones de parte de los millonarios empresarios.

En diálogo con la prensa, Peña expuso la posibilidad latente de retirar los contratos del servicio, sin entrar en detalles, y proceder seguidamente a nuevas convocatorias para cubrir los diferentes itinerarios con empresas documentadamente solventes en materia económica, patrimonial y financiera.

De esta manera, sugirió que las empresas que actualmente se encargan de hacer sufrir a los usuarios serían dadas de baja, en una determinación contundente calificada por adelantado como audaz y valiente, que beneficiaría a los pasajeros, por primera vez en la historia del Paraguay.

“No puede haber mal que dure 100 años”, postea este martes una empleada indignada tras enterarse de la movida del gobierno y exponer con crudeza el sacrificio que debe soportar todos los días para trasladarse en micro hasta su lugar de trabajo y luego a su estudio.

El presidente fue claro en señalar que la situación declarada con el tema del transporte público no da para más y, tras calificarlo de “tragedia”, dijo que en las condiciones actuales de pésimo servicio apenas una decena, de las 50 licenciatarias, estarían en condiciones de responder a la demanda de calidad del servicio.

Reconoció que existe una deuda pendiente con los transportistas por el tema del subsidio y que, antes de honrar el compromiso, poco o nada es lo que puede hacer en cuanto a mejoras reivindicadas por los usuarios, pero que después de cumplir con los empresarios podrá poner en marcha el plan de gobierno para el servicio de transporte público de pasajeros, sin entrar en mayores detalles, pero instalando una tenue luz de esperanza en medio del lúgubre ambiente que rodea el tema.

Los reclamos de los dueños de las empresas son calificados por la ciudadanía como ajenos a la realidad, patentizada en evidencias, y como vil chantaje extorsivo que debe ser castigada con el rigor de la ley y la fuerza de la razón.

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