El gobierno paraguayo reconoció nuevamente su amistad indisoluble con Taiwán, que enfrenta un momento especialmente delicado por la amenaza de violencia de China y su política de no respetar derechos ni autoridad de todos quienes se niegan a arrodillarse a sus despropósitos.

El presidente de la República, Santiago Peña, expresó el apoyo irrestricto de la República del Paraguay hacia la hermana República de Taiwán en ocasión de la reciente cumbre del Mercosur realizado en nuestro país, y puso las cosas en su lugar luego de que voces disonantes pretendieran, como lo vienen haciendo desde hace años, la disolución del histórico pacto de amistad y cooperación entre ambos países.

La contundencia de las expresiones del presidente se produce en un momento político estratégico para la isla asiática, que enfrenta agresiones y acosos diarios de parte de la vecina China Popular, que no detiene su tradicional visión sesgada sobre todo lo que implique democracia, libertad, representatividad y respeto a la voluntad popular.

China pretende anexar a la isla a su dominio dictatorial con el argumento de que se trata de su territorio, sin tener en cuenta que la guerra civil que culminó en 1949 posibilitó no solo la instalación de un gobierno democrático, pluralista y de libertad plena en la ahora nación insular de 180 Km2, sino provocó la ruptura de todo tipo de relaciones.

A partir de entonces, Taiwán ha marcado su tiempo y su espacio con proyectos y programas desarrollistas basados en la tecnología y el avance sistemático de la educación, la salud y la seguridad como ejes fundamentales de su dinámica operacional.

La guerra de Rusia en Ucrania fue aprovechada por China para intentar, una vez más, apoderarse de la fuerza de la isla de Taiwán, para lo cual utiliza su maquinaria de muerte como elemento de persuasión y temor ante la determinación contundente de las autoridades y pueblo taiwanés de no bajar los brazos y enfrentar la amenaza con inteligencia, sin descartar el uso de la fuerza con el apoyo de países amigos.

En medio de este torbellino de violencia territorial que se ha hecho constante y peligroso, en los últimos días el gobierno taiwanés se vio nuevamente sorprendido por decenas de aviones y drones enemigos en las inmediaciones de la isla, específicamente en torno a la línea media del Estrecho de Taiwán, frontera no oficial también reclamada por China como territorio propio.

En el mismo contexto, el Ejército de Taiwán ha informado este miércoles acerca de las próximas maniobras militares bautizadas como “Han Kuang” entre el 22 y 26 de julio, con el propósito de evaluar la capacidad de las Fuerzas Armadas de la isla en defenderse exitosamente contra una posible invasión china.

De acuerdo a los datos, las Fuerzas Armadas de Taiwán son una de las mejores del mundo y están en condiciones de hacer frente a la grave amenaza de China, a pesar de la enorme diferencia de material humano y recursos.

La libertad no tiene precio, afirmó recientemente el presidente taiwanés, Lai Ching Te, tras referirse al conflicto y dejar sentada postura clara acerca de la determinación soberana de la República de hacer valer sus derechos y principios por encima de cualquier amenaza, en este caso de la tiránica y totalitaria China, donde rige el imperio del terror y la muerte para todo lo que signifique disidencia u oposición al régimen.

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