Pareja involucrada hasta los tuétanos en negociados con plata pública a través del Estado, según una investigación documentada del diario La Nación. Núñez y Defelippe abusaron de sus lucrativas ONGs para disparar veneno electoral contra el cartismo en las pasadas elecciones.

Una investigación del diario La Nación, de Paraguay, revela detalles escalofriantes del esquema operativo practicado impunemente por organizaciones supuestamente sin fines de lucro que operan enmascaradas en fachadas ficticias y tienen como objetivo facturar millones a través de alianzas seleccionadas entre los amigos.

Una de las ONG engañosas encañonada por La Nación está conformada por Soledad Núñez y Bruno Defelippe, pareja polemizada durante el gobierno anterior cuando se vio involucrada de forma directa y sin máscara en electoralismo político a favor de la oposición globalista, pervertida in extremis por la prensa amiga.

La investigación de La Nación, firmada por la periodista Rossana Escobar, afirma que Núñez y Defelippe montaron una red de negocios disfrazada de ONGs bajo la figura de alianza, con el involucramiento de amigos personales de la pareja confundidos con la misma causa común de enriquecimiento tramposo (estafa y delitos afines) a costa del Estado paraguayo.

“Miles de dólares provenientes de organismos multilaterales, con contrapartida estatal; proyectos de millones de guaraníes fondeados con préstamos a costa de los contribuyentes generan jugosos financiamientos para consultorías y emprendedurismo, repartidos, en su mayoría, entre los miembros de la rosca”, señala la investigación.

Añade que la cuestionada y aún impune pareja utilizó el supuesto voluntariado para montar un próspero esquema de negocios mediante incon­tables oenegés que, a su vez, operaban con satélites que en la práctica se trataban de empresas con movimientos millonarios de dinero ordeñado al Estado.

Tienen varios nichos de mer­cado en torno a proyec­tos públicos en los que se pue­den mencionar como gancho el emprendedurismo, la tec­nología, innovación, hasta la contratación de profesores para las aulas, y activi­dades “de gobernanza y democracia”, para instalar bases políticas bajo la figura de ONG, agrega el trabajo de investigación.

En la lista de ejemplos aparece en primer lugar la empresa de Defelippe “Koga Impact Lab” que, según el informe documentado pero no desmentido aunque sí satanizado por la pareja, mueve miles de millones de guaraníes con el selecto acompañamiento de amigos devenidos en cómplices a quienes se identifica con la comilona al Estado.

A más de Koga, la investigación señala una red de inversiones, red de mentores o consultores y centenares de oenegés que facturan sumas astronómicas con proyectos arteramente dirigidos por intereses creados.

El clan Núñez-Defeli­ppe ejecuta una modalidad de copamiento de proyectos públicos con jugosos recursos de organismos multilaterales como el BID, el Programa de las Nacio­nes Unidas para el Desarro­llo (PNUD), la Fundación Nacional para la Democra­cia, conocida por sus siglas en inglés (NED), la Unión Europea, Usaid, etc, como también fondos proceden­tes de créditos internacio­nales pagados por el Estado o con presupuestos de instituciones públicas, apunta el diario, que abunda en datos documentados sobre el esquema operativo de la pareja que involucra también en grado protagónico a su selecto entorno de poder, dinero, negociado e impunidad.

La pareja Núñez-Defelippe se mantiene aún blindada de la justicia, a pesar del cúmulo de evidencias de delitos, y pasa actualmente sus días buscando esponsoreo mediático y parlamentario para blanquear su prontuario cargado de irregularidades.

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