La ANDE había comunicado que durante la pandemia no habrá lectura de medidores para confeccionar las facturas, sino se apelará al consumo histórico; sin embargo, las quejas de sobrefacturaciones están a la orden del día.
El Senado de la Nación analizará en la sesión de mañana la propuesta del senador liberal Salym Buzarquis de tener en cuenta los consumos de ANDE y Essap de antes de la pandemia para establecer un promedio mensual a partir de febrero, y meses siguientes, con el propósito de establecer una solución de equilibrio ante la andanada de quejas de sobrefacturaciones durante la presente cuarentena por parte de los dos servicios estratégicos para la población.
“Queremos creer que habrá la sensibilidad suficiente para hacer posible el pedido de miles de usuarios que en estos meses están siendo víctimas de estafas inmisericordes a través de consumos groseramente sobrefacturados”, afirmó Buzarquis, quien hace tiempo lleva adelante una campaña de lucha contra los abusos de organismos del Estado, específicamente los relacionados con servicios a la ciudadanía.
Mientras esto ocurre, diariamente se escuchan quejas de contribuyentes acerca de incrementos sustanciales en sus tarifas, sin que exista motivo aparente que justifique el proceder del ente energético estatal.
“En mi casa tenemos dos acondicionadores de aire, una heladera, dos duchas, y después nada que consuma tanta energía eléctrica, pero la factura de consumo nos vino a partir de febrero al menos 50 por ciento más que incluso las tarifas de noviembre, diciembre y enero, cuando utilizamos mucho los climatizadores debido al intenso calor”, expresó Diana María Moreno mientras aguardaba parada en la extensa fila de la avenida España para acercar su protesta ante ventanillas de la ANDE.
En iguales o peores términos se manifestaron otros usuarios, quienes en mayoría coincidieron en afirmar que, sin lugar a dudas, la energética ha procedido a efectuar facturas a ojímetro, o bien se manejaron por los históricos de consumo, pero pícaramente acudieron a los números de los meses de mayor consumo.
En Essap la situación no es diferente, teniendo en cuenta las protestas masivas de los usuarios del servicio de agua potable.
“Acaban de vacunar a mi familia en la ANDE, y ahora vengo para que me expliquen cómo es que se infló desmesuradamente nuestro consumo de febrero, marzo, abril e incluso mayo”, sostuvo cabizbaja Lorena Samudio, mientras sostenía en brazos a su pequeña hija de 2 años y entre cejas observaba con irreverencia a funcionarios de la estatal que atendían con mucho relajo al mar de clientes, que procuraban recibir alguna explicación lógica acerca de la “vacunada” recibida.