“Mataron a dos inocentes que debieron salir de su patria de nacimiento y adoptar otra nacionalidad para huir de la persecución. Quisieron estar con sus perseguidos padres para festejar un cumpleaños, pero fueron asesinadas”, expresa el posteo, viralizado masivamente este viernes.
Genoveva Oviedo Brítez, familiar del líder del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), Alcides Oviedo Brítez, dio a conocer un escrito dirigido a la opinión pública a través de las redes sociales, en el cual expresa contrariedad por la muerte de las dos menores de edad a manos de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), y acusa al presidente de la República, Mario Abdo Benítez, de liderar una intervención cruel y despiadada, disparando a matar a ciegas e instalando un sentimiento de rechazo generalizado por su accionar.
“Mataron a dos criaturas, dos inocentes que tuvieron que salir de su patria de nacimiento y adoptar otra nacionalidad para huir de la persecución. Quisieron estar con sus perseguidos padres para festejar un cumpleaños, pero fueron asesinadas”, expresa el posteo, viralizado masivamente este viernes.
Al dirigirse al presidente de la República, quien ofició de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, a cargo de la FTC en el norte, expresa: “Mario Abdo, pisas sobre el cadáver de dos criaturas y las entierras rápidamente, buscando cubrir con tierra tus crímenes. No has matado a combatientes de mil batallas, has matado a criaturas”.
Siempre dirigiéndose a Marito, añade el escrito que “nada puede haber más doloroso, ni siquiera la muerte, que el maltrato que les has dado a los tiernos cadáveres; nada más horrible que privarles de la despedida de quienes las aman”.
“Debieron buscar una vestimenta adecuada para presentarlas ante la prensa hambrienta. No eran dirigentes, ni primer anillo. No eran los cuerpos de Magna Meza ni de Liliana Villalba. Eran dos inocentes”, apunta el posteo viral.
Pide al gobierno que entregue los cuerpos de las niñas asesinadas “para dispensarlas el funeral que merecen. Nos despediremos de ellas y así descansarán en paz, una paz que en sus cortas, heroicas e ilustres vidas no les han permitido tener quienes se empeñan en defender lo indefendible”.
“Mis niñas hermosas siempre eran tan perseguidas, en nuestros hogares las recibíamos con los brazos abiertos. Eran solo unas niñas, con la noble abuela corriendo de ciudad en ciudad, de país en país, ante tanta persecución”, finaliza el escrito.