Cardozo fue imputado en primera instancia por el desvío de G. 68.000 millones, y un tiempo después afrontó otra imputación por el robo de G. 3.700 millones. En ambos casos ha logrado esquivar la vara de la justicia, manteniéndose millonario e impune 7 años después de salir a la luz pública los detestables hechos.
Uno de los casos más emblemáticos del historial de injusticias de la justicia paraguaya es el que tiene como protagonista al ex ministro de Agricultura y Ganadería del gobierno de Fernando Lugo, el liberal Enzo Cardozo, quien enfrenta dos imputaciones por lesión de confianza, estafa y asociación ilícita, entre otros delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones públicas, pero a pesar de ello y el paso del tiempo logra permanecer arteramente callado, al amparo de abogados tramposos que logran convencer con chicanas a los influenciables jueces del Poder Judicial.
Han transcurrido más de 7 largos años desde que empezaron a salir a luz pública, a través de la prensa, los tejemanejes de Enzo Cardozo y de autoridades ubicadas en puestos clave del MAG, a pesar de lo cual el mismo se mantiene campante en su cargo actual de senador del Parlasur, con un salario mensual de G. 34 millones, y encima sin hacer nada por el país.
En todos estos años, el delfín liberal ovetense ni siquiera logró enfrentar audiencia preliminar, como paso previo al pedido de juicio oral elevado por la fiscalía anticorrupción, con lo cual la causa está trabada y cerrada con 7 llaves en los cajones del Palacio de Justicia.
La carpeta fiscal contiene detalles documentales escalofriantes acerca del esquema de perversión financiera elucubrado y llevado adelante sin ningún obstáculo legal por Cardozo y sus colaboradores más cercanos, entre ellos el entonces viceministro de Ganadería, Armin Hamann, señalado de hacer desaparecer la friolera de G. 20.000 millones del Programa Nacional de Fomento Pecuario (Pronafope), destinado a sacar de la pobreza a pequeños productores empobrecidos a través de tambos familiares y otros emprendimientos caseros espléndidos en los papeles, pero nada en la práctica.
Cardozo fue imputado en primera instancia por el desvío de G. 68.000 millones, y un tiempo después afrontó otra imputación por el robo de G. 3.700 millones, esta vez con el involucramiento de su amigo, correligionario, vecino y compueblano Rody Godoy, igualmente “olvidado” por la justicia y disfrutando de la buena vida en su Coronel Oviedo natal.
El monto total presuntamente esquilmado por Cardozo se eleva a más de G. 71.000 millones, monto suficiente para sacar de la pobreza a millares de campesinos que, organizados en comités, presentaron oportunamente proyectos de desarrollo agrícola comunitarios, pero al final solo le sirvieron a Cardozo como plataforma política para juntar votos y ganar un escaño en el Senado, donde se mantuvo abroquelado al amparo de sus colegas, que en todo este tiempo se negaron sistemáticamente a echarle de su cargo, a pesar de los 10 volúmenes abigarrados de documentos en su contra acumulados por el Ministerio Público.
De esta manera, el ex ministro aparece ahora como poderoso senador y acaudalado empresario, mientras los destinatarios de los millones destinados al MAG, campesinos dedicados a la pequeña producción, enfrentan los rigores del engaño y la estafa a sus sueños de mejor vida, oficiando puntualmente de servidores de votos para políticos que manejan al dedillo las 48 Leyes del Poder, entre ellos el populismo barato y el maquiavelismo rampante disfrazado de manso cordero.