En una manifestación anterior con los mismos protagonistas y reclamos, el gobierno había prometido ayuda pronta y segura, pero no cumplió, denunciaron referentes de la marcha que este miércoles generó colapso en el microcentro de la capital.

Temprano este miércoles, centenares de miembros de organizaciones campesinas copan las calles céntricas de Asunción en demanda del cumplimiento de promesas del gobierno que, según afirman, no se han cumplido en el plazo convenido, por lo cual la única opción ante el olvido es venir a golpear las puertas de las instituciones.

“La gente de Asunción nos maltrata y nos grita de todo, pero les decimos a estos compatriotas que nosotros también somos seres humanos con necesidades y, lo peor, no tenemos padrinos que nos puedan recomendar un trabajo seguro en la función pública, no tenemos oportunidades de desarrollo, la situación de las escuelas y los centros de salud es una vergüenza, nuestro movimiento se ha limitado mucho por culpa de la pandemia, y encima el gobierno nos miente descaradamente con programas de ayuda que nunca llegan”, lamentó el labriego Luciano Martínez, miembro de la Articulación Campesina, Indígena y Popular (ACIP).

Al igual que otros miles de paraguayos se pregunta “Dónde está la plata”, una frase que se ha vuelto icónica para reflejar los denunciados casos de robos de fondos multimillonarios prestados por el gobierno para destinarlos supuestamente a la lucha contra el covid y varios proyectos de reconversión económica, entre ellos el impulso a la agricultura familiar campesina en la lucha contra la pobreza.

“Ni un guaraní ha llegado a las comunidades campesinas”, disparó, en consonancia con otros líderes rurales, que lanzaron municiones verbales contra la figura del presidente Mario Abdo Benítez como principal responsable de la precarización del nivel de vida en el sector rural campesino, y la pésima atención de cuidados elementales que permitan una vida digna para todos.

Los manifestantes, algunos de ellos portando palos u otros objetos contundentes, se desplazaron por las principales calles del microcentro, en violación a normas explícitas que limitan el radio de acción para actos públicos, como la Ley del Marchódromo.

En medio de bocinazos e insultos de desaprobación, acudieron a manifestarse frente al Indert y el Ministerio de Agricultura y Ganadería, donde trataron de “inútil” al ministro Bertoni por descuidar totalmente la atención de las pequeñas fincas familiares.

“Mientras en el Indert se pasan robando y transando con terratenientes o inversionistas extranjeros con tierras que legítimamente nos pertenecen, el MAG nada diferente hace que el anterior ministro inútil Friedmann. Pareciera que Marito se empeña en elegir a los peores para ponerles al frente de los ministerios. Desastre ko ñande presidente”, opinó Alcides López, miembro de la CNI.

Al comienzo de la presente pandemia, de la mano del polémico ministro de Hacienda Benigno López (renunció al cargo en vez de estar procesado), el gobierno contrajo una deuda de 1.600 millones de dólares, como parte de un paquete de dinero que inundó el país, pero cuyo destino se desconoce.

En medio del silencio del gobierno, se habla de un esquema de robo vinculado a la cúpula del poder, cuyas secuelas castigan con dureza a la población.

El Ministerio Público ha embelesado a los que gritan justicia imputando a piezas de poca monta, mientras la impunidad se enseñorea en los altos círculos de mando gubernativo.

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