Para el influyente jefe de Gabinete presidencial, el escándalo expuesto en el caso Texos Oil-Petropar-Procuraduría no es concluyente, a pesar de poner en juego millones de dólares del pueblo al servicio de una rosca corrupta ante el increíble y repudiable silencio de Marito.

Tal como ocurre con miembros del Gabinete nacional involucrados en sonoros casos de corrupción, el Gobierno responde de la misma manera a la ciudadanía defraudada manteniendo firme en su cargo a Juan Ernesto Villamayor, señalado de pervertir el esquema de negociación oficial del Estado para realizar un negociado entre cuatro paredes donde está involucrado de forma directa un abogado de la familia presidencial y, de forma indirecta, una rosca de autoridades hambrientas que no se conforman con los altos salarios y privilegios que les paga el pueblo trabajador.

Se trata del escándalo que tiene como protagonista a la empresa argentina Texos Oil sobre una deuda impaga de Petropar por 30 millones de dólares, arrastrada desde el 2011 por la provisión de combustible para el desabastecido mercado nacional cuando oficiaba de presidente de la República el Dr. Federico Franco.

Luego de que el gobierno paraguayo tratara -como siempre- de hacer largas del asunto, llegaron las propuestas de negociación paralelas con la oferta de pago de unos 7 millones de dólares por parte del entonces procurador general Sergio Coscia, que según la prensa se presentó como la cabeza visible de la rosca rapiñera, donde también está comprometido el presidente de Petropar, Denis Lichi, quien se mantiene callado y blindado en su cargo por su amigo Marito, el mismo que le sacó del Ministerio de Agricultura y Ganadería por ineficiente pero rápidamente “enmendó” su decisión forzada nombrándole en otro cargo más jugoso.

El propio Villamayor reconoció detalles de la negociación con Texos Oil pero intentó -como lo ha venido haciendo sistemáticamente desde que arrastra denuncias de corrupción en el manejo de fondos públicos- ocultar el caso minimizándolo al nivel de una compra de kiosko, a sabiendas de que estaban en juego millones de dólares del Estado, que bien pueden ser invertidos para sacar de la pobreza al país y dar la debida atención a la pandemia.

En medio del nuevo escándalo, el presidente del Paraguay nuevamente se mantiene callado y, lo peor, manteniendo en su cargo a otro miembro de su Gabinete involucrado en corrupción.

De esta manera, Marito demuestra que, lejos de oficiar de un jefe de Estado transparente y patriota, limpio en el manejo de los recursos públicos, está metido en los negociados sucios, ante el estupor y la impotencia de la ciudadanía, que según pasan los días no para de desayunarse un acto de robo (negociados, transadas, derroches, licitaciones amañadas) en medio de la absoluta impunidad por la ausencia del Estado, específicamente el Ministerio Público, que por acción u omisión se ha convertido en un compartimiento más del Poder Ejecutivo.

“Si las pruebas y confesiones no han generado la reacción de Marito, y le mantiene en el cargo a Villamayor, es porque es su cómplice”, opinó en su red social el ciudadano Oscar Daniel Balmaceda, en consonancia de centenares de posteos de similar calibre con respecto al escándalo con Texos Oil y la continuidad sistemática del esquema de pillaje institucionalizado en la República del Paraguay.

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