Un invasor iza la bandera paraguaya en la propiedad ajena, donde reinan el terror como escudo y las amenazas como estandarte, ante un Estado ausente y autoridades sometidas que se arrodillan ante los violentos.
Una fórmula práctica y sencilla permite a invasores de la estancia Pindó (departamento de Canindeyú) mantenerse campantes desde hace más de 8 años en la propiedad ajena, donde en todo este tiempo practican actividades ilegales y criminales, ante la mirada cómplice de un Estado ausente.
El sonar firme y persistente de tambores de violencia y gritos amenazantes a quienes consideran enemigos permite a los campesinos del lugar mantenerse impunes y consolidarse en su particular visión de obtener tierra propia sacrificando la propiedad privada consagrada por la Constitución Nacional y leyes de respaldo que, de forma abierta y con el respaldo de políticos empotrados en los tres poderes del Estado, son convertidas en letra muerta.
Nadie se anima a entrar en el lugar ocupado por los invasores.
La propia fuerza pública debe pedir permiso, a través de mensajeros (así como se procedía en las épocas de guerra medieval) para intentar un diálogo con los violentos, quienes ponen en práctica un singular esquema de “análisis” y “control” de la situación, protagonistas, fines y objetivos, antes de decidir con el pulgar.
La situación, descrita crudamente al diario La Mira por policías de la zona, somete al sistema de seguridad pública a una situación humillante y rastrera, propio de países retrógrados y fundamentalistas donde impera la ley del más fuerte.
Nada menos que 5 órdenes de desalojo se han dictado en todo este tiempo contra los invasores de Pindó, pero ninguno de ellos ha tenido siquiera trámites o diligencias de proceso, perdiéndose en los entramados policiales bajo argucias repetidas y engañosas como la falta de personal, camionetas y equipos, que sí sobran y abundan cuando se trata de intervenir propiedades en peligro de jerarcas públicos o uniformados de alto rango.
“Esta es, en resumidas cuentas, la triste, penosa e injusta situación en que se encuentra el establecimiento invadido, donde los violentos vienen cometiendo todo tipo de atropellos y abusos criminales desde hace años, entre ellos la deforestación irracional de la reserva boscosa, pero está demostrado que nuestras autoridades ni siquiera se sonrojan ante los hechos, y prefieren mirar para otro lado, exponiendo a los legítimos propietarios a todo tipo de amenazas y humillaciones, al mejor estilo de un Estado fallido, corrupto e inútil”, expresó la abogada de Pindó, Dra. Margarita Colmán.
Explicó que, pese a la situación declarada, Pindó seguirá apostando por la Constitución nacional del Paraguay en demanda del cumplimiento de sus derechos, arteramente negados por el sistema de seguridad y justicia lamentablemente vigentes.