Escena desgarradora publicada por el diario La Nación donde se observa postrada a una de las hijas del secuestrado Oscar Denis implorando por la libertad de su padre. Mientras, el gobierno mira para otro lado, exponiendo a la gente a más golpes del EPP.
Pasan los días y el gobierno no da respuesta al clamo de libertad de los tres compatriotas secuestrados que se encuentran en poder del ilegal Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
Mientras Edelio Morínigo, Félix Paiva y Oscar Denis sigan en situación de cautiverio, el presidente de la República tiene vedado hablar de dignidad debido al fracaso estrepitoso de su gestión de gobierno, en este caso en materia de derechos humanos, con lo cual acumula una mancha más a su desastrosa gestión contaminada de corrupción.
En pocos días se cumplirán 6 meses desde que el ex vicepresidente de la República, Oscar Denis, fue tomado de rehén en su propio establecimiento productivo norteño para pasar a integrar la nómina de secuestrados en Paraguay, uno de los pocos países del mundo que no puede encontrar la manera de poner fin a esta infamia que llena de vergüenza a las autoridades nacionales.
Mientras los familiares de los secuestrados lloran la ausencia de los suyos, la seguridad pública, en este caso representada por la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), sigue percibiendo cada mes más de 1 millón de dólares (unos 7.000 millones de guaraníes) por un trabajo inútil que solo busca apuntalar la seguridad de políticos y empresarios solventes a cambio de más paga y beneficios a montones.
La situación no muestra visos de mejoría, y el gobierno nacional, con el inepto presidente Abdo Benítez a la cabeza, muestra estar enfocado en otros asuntos, como si la vida, la salud, la seguridad y el bienestar de los secuestrados, garantizados por la Constitución nacional, no importaran para nada.
Se desconoce en absoluto el resultado de la venida de asesores y expertos colombianos en lucha antiguerrilla, quienes fueron presentados por el propio comandante en jefe de las Fuerzas Armadas (de la cual depende la inútil FTC) como gran esperanza de solución al teorema llamado EPP.
La ciudadanía así burlada siente que en cualquier momento podría consumarse otro secuestro, lo cual depende de la voluntad explícita del grupo radical compuesto por no más de 30 hombres que, en la práctica, mantiene arrodillados al poder y a los uniformados pagados por el pueblo como falsa garantía de paz.