En su momento se había prohibido la circulación de estas «sardinas» por las incomodidades que producen, pero los transportistas siguieron indefinidamente en sus 40. Ahora piden anular los contratos y convocar a licitación internacional para la modernización total del servicio y que los usuarios ya no sean tratados como vacas.
Propuestas variadas presenta la ciudadanía a través de las redes sociales, para tratar de encontrar una solución al drama de la regulada de los buses del transporte público de pasajeros, que desde hace varias semanas y en plena pandemia, vienen practicando el viejo esquema de aplicar presión al sector más débil para forzar la suba del pasaje, que en estos momentos es técnica y financieramente inaplicable.
“Así como ellos nos hacen a nosotros los pasajeros, habría que tocarles los bolsillos”, opinó en su red social el indignado Nicolás Méndez, tras explicar que procede desde todo punto de vista retirar los millonarios subsidios que están percibiendo desde hace años los dueños de las empresas, con el argumento de que ellos pierden con el servicio que prestan, pero aún así no se sabe de algún transportista que ha descabalgado del servicio para dedicarse a otra cosa.
“El subsidio, de por sí, es una bofetada a la cuenta pública y a la ciudadanía tributarista porque se está premiando indefinidamente a un sector que históricamente se ha burlado de la gente al ofrecer uno de los peores servicios de la región, ni siquiera comparable con la quebrada Venezuela”, expresó Aníbal Ciancio.
Añadió que la ciudadanía no puede seguir contemplando desde graderías cómo los colectiveros se ríen de los usuarios al regular artera y criminalmente uno de los servicios básicos más demandados en esta época de pandemia, donde los “comunes” deben salir a buscar trabajo o acudir a un centro sanitario público en busca de atención, entre tantas otras actividades que requieren el traslado en colectivo.
“Lo que pasa es que nadie quiere meterse con los transportistas, especialmente los políticos que están en línea de decisión porque mañana van a necesitar de ellos para el traslado fiado de electores a los sitios de votación, que serán cobrados posteriormente con variados e injustos privilegios, entre ellos el repudiado subsidio, que se mantiene campante ante el silencio cómplice de las autoridades”, posteó María Adelaida Mernes.
Propuso al gobierno eliminar el subsidio y llamar a licitación internacional para la renovación total de la flota de chatarras, estableciendo un esquema de servicio estricto con el horario, moderno, seguro y barato, como se merecen los usuarios, “que hoy día son tratados como vacas”.