Oscar «Nenecho» Rodríguez es el «enemigo a vencer» por la oposición en Asunción, que busca sacar tajada de denuncias de corrupción en la Municipalidad en un momento candente donde las encuestas no le favorecen, a pesar de la fuerte y sostenida ayuda mediática.
Cuando faltan menos de tres días para los comicios municipales en todo el país, el ambiente proselitista se ha tornado violento en algunas ciudades del interior incluso con saldo de muertes, y en Asunción se ha desatado una guerra mediática entre oficialistas y opositores, quienes buscan sacar tajada de los cargos, donde se presentarán al menos 6 candidatos por cada curul de la Junta Municipal, tentados por el poder y los salariazos, entre otros múltiples beneficios y privilegios.
Asunción es el principal bastión electoral del Paraguay, y en su función de catalizador de las preferencias electorales es el blanco de la atención ciudadana con vistas a las próximas elecciones presidenciales del 2023, que se presenta complicado para el oficialismo, teniendo en cuenta que arrastra críticas en cadena por el desempeño bamboleante, y muchas veces errático, del presidente Mario Abdo Benítez.
Como pocas veces en la “era democrática” posdictadura, los candidatos a los cargos se han trenzado en una lucha intensa, en ciertos casos desproporcional, en la carrera por los cargos.
El coloradismo en el poder municipal enfrenta su peor versión, luego de que los medios de prensa expusieran a la luz pública un posible caso de corrupción en el manejo de fondos para la lucha contra el covid que, de acuerdo a los datos, ha sido objeto de derroches y abusos que deberá investigar el Ministerio Público a instancias de las denuncias mediáticas y la solicitud expuesta de la Contraloría General de la República.
En carpas de la oposición la situación se presenta igualmente complicada porque, según opinión extendida en las redes sociales, la ausencia de un frente común contra el oficialismo le resta significativamente chances de victoria.
Como ha ocurrido en un pasado reciente, luego del increíble triunfo de Fernando Lugo en las generales del 2008 cuando ganó la presidencia de la República con votos de colorados hartos de la corrupción imperante hasta entonces, la situación se presenta con características similares para el Partido Colorado, e incluso con valores agregados de tono grave como las denuncias multiplicadas contra autoridades de gobierno involucradas en robos de fondos del covid, que no han sido aclarados y permanecen como una espina en el corazón de los potenciales votantes imparciales.
A más de ello, la pobreza golpea con fuerza en los diferentes estratos sociales, llegando a situaciones límites en zonas vulnerables donde, coincidentemente, ha recrudecido la inseguridad con una ola insostenible de robos y asaltos.
“Marito es el culpable” señalan coincidentemente dedos acusadores, ofreciendo pan idóneo a la oposición, ávida por sacar ventaja de cualquier alimento electoral, más cuando las encuestas no están empatizando y deben apelar a los indecisos como carta de triunfo.