Nenecho promete a los asuncenos la posibilidad de mejor vida durante su renovado mandato de 5 años, donde miles de calles en mal estado esperan la bendita llegada de las cuadrillas de reparación, y figuran en lista de espera otros múltiples problemas de infraestructura y servicios.
El flamante intendente de Asunción Oscar “Nenecho” Rodríguez salió a decir este domingo, ni bien se conocieron los resultados oficiales de las elecciones municipales dados a conocer por la Justicia Electoral, que el mismo es consciente de la situación delicada en que se encuentra la capital en materia de infraestructura y servicios, y tras lamentar la campaña de “intrigas y maldad” impulsadas por la oposición y sectores mediáticos interesados, prometió realizar “cambios” en la estructura de poder comunal, entre otras medidas a ser implementadas de inmediato.
“Perdono a todos los que acudieron al lenguaje de odio, maldad e intrigas para desacreditar mi candidatura, y prometo hacer lo que esté a mi alcance, con la ayuda de todos los asuncenos, para lograr mejores posibilidades de vida digna para todos”, expresó rodeado del bullicio y el colorido de sus adherentes.
Colocado como blanco principal de los ataques en medio de las escaramuzas partidarias con una tercera fuerza electoral emergente representada por Johanna Ortega -quien apareció rodeada de repudiados políticos de la izquierda caviar- el intendente electo cuidó detalles mínimos para no caer en nuevos altercados que, de hecho, le tienen a maltraer desde el momento que sus potenciales adversarios destaparon públicamente la “olla de la corrupción” con los recursos contra el covid apenas tres días antes de las elecciones.
En otro escenario, la ciudad adolece de graves problemas que requieren la intervención inmediata del nuevo intendente, entre ellos el tráfico caótico y las calles en mal estado, sumados a la falta de una política de gobierno comunal que ayude a dignificar la vida de los asuncenos, que arrastran gobiernos municipales plagados de corrupción, donde el gigantismo burocrático y la ineficiencia hacen su parte para presentar una administración contaminada que, lejos de servir a los intereses de los contribuyentes, benefician a las autoridades con su exclusivo entorno familiar, afectivo y político.