Cuando sube el crudo, Petropar incrementa sin mucho preámbulo sus precios, pero se niega a bajarlos cuando hay baja significativa de cotización a nivel mundial, como ocurre actualmente, para beneficio millonario de sus directivos y el entorno del poder político.

Entre el 31 de enero y finales de febrero pasado, el precio promedio del barril de petróleo en el mercado internacional oscilaba en los 100 dólares, como resultado de los 80 dólares iniciales -que treparon luego de la invasión rusa a Ucrania- hasta un récord de 120 dólares por barril.

Este marzo, el precio se mantiene dinámico en un promedio de 110 dólares el barril, con tendencia a la baja, según cálculos de expertos en hidrocarburos.

A nivel local, la compañía Petróleos Paraguayos S.A. (Petropar, que monopoliza el negocio de combustibles) sostiene su política histórica de establecer tarifas de venta al público consumidor de acuerdo al comportamiento promedio de precios en el mercado mundial.

De esta manera, el promedio de este viernes se colocó en el entorno de los 106 dólares por barril, un precio significativamente menor al máximo declarado a finales de febrero, según datos de cotizaciones declarados en origen que pasan desapercibidos para Petropar o, lo que es lo mismo decir, el conglomerado de autoridades y empresarios unidos por el negociado, que se presentan de esta manera ciegos, sordos y mudos para absorber el contenido de la noticia y proceder al reajuste a la baja de los precios de sus productos, especialmente combustibles diesel y naftas.

“Petropar debería mantener aún en reserva el combustible adquirido hace por lo menos tres meses a un precio mucho menor al de iniciada la guerra en Ucrania, pero esto no es así. Petropar no dio vueltas a la hora de incrementar sostenidamente el costo de sus productos tras desencadenarse el conflicto en Europa, pero se niega a recortar sus precios a pesar de la baja del crudo en el mercado internacional”, comenta este viernes un experto en carburantes consultado por La Mira que pide el anonimato por trabajar para un emblema privado.

“¿Cuál es la razón para que la petrolera estatal paraguaya conserve inalterables sus astronómicos precios, si está visto que no hay justificación para ello sino lo contrario, existe baja del crudo en los mercados?”, recalca el especialista.

Afirma que, al negarse a bajar los precios de combustibles, Petropar comete “estafa pura y dura” contra los intereses de la empobrecida ciudadanía, “sin que nadie defienda la economía de la gente”.

“En este contexto tenemos también el negocio del flete”, reseña nuestra fuente, tras señalar que Paraguay no tiene necesidad alguna de pagar un alto costo por el traslado de los carburantes desde el otro extremo del globo, a miles de kilómetros de distancia, “cuando podríamos comprar directamente de YPF Argentina, acá al lado de nuestro país, y ahorrar millones de dólares”.

“Si esto ocurre, terminará el negocio de 25 millones de dólares mensuales aproximadamente para los muchachos, una suma suficiente para generar millonarios de la noche a la mañana entre los directivos de Petropar y el entorno de poder político que seguramente recibe tajadas del flete”, explica con conocimiento de causa, según asegura.

“Esto es Petropar actualmente, una empresa que estafa a la gente que compra sus productos porque no hay otra opción. Se apropia de nuestro dinero y, lo peor, nadie dice ni hace nada, mientras los políticos callan cómplicemente porque ninguna suba de combustible, por más elevada que sea, va a afectar sus rellenados bolsillos y solvente economía”, dispara nuestra fuente.

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