Mientras el poder político hace vito con los vales de combustible gratis, la ciudadanía debe hacer malabares para sortear el día acogotada por los altos precios de productos y pasaje, que desnudan la inoperancia supina del gobierno. (Foto: Diario Hoy).
El gobierno acaba de dar un juego de cintura mediático y condicional para tratar de zafar la presión ejercida por transportistas para la baja del precio de los combustibles, que se han incrementado artificial y arteramente según expertos en cuestiones energéticas que, una vez más, endilgan al gobierno su declarada inutilidad para solucionar el problema, que seguramente traerá aparejado nuevos millonarios a costa de los bolsillos degradados de la ciudadanía “común”.
En otro frente, los privilegios se extienden en el poder público con vales de combustibles por valores millonarios que no se justifican sino sirven para engrosar las reservas personales y familiares, y también para subsidiar las campañas proselitistas de quienes buscan el rekutu con variadas promesas, entre ellas la lucha contra la corrupción y los privilegios estatales, en un cinismo hipócrita propio de la fauna política criolla.
El gobierno no podrá asumir que, tal como quiere darlo a entender, encara con seriedad el problema de los hidrocarburos en este momento crucial donde los mercados bailan al compás de los acontecimientos registrados en Ucrania.
Se sabe que ministros del Poder Ejecutivo, Poder Judicial, legisladores, presidente y vicepresidente de la República, entre tantos otros sectores de poder, son beneficiados por vales mensuales de combustible gratis, lo cual representa una bofetada para el pueblo, que penosamente ha asumido una rutina de lucha real por la sobrevivencia, peleando cuerpo a cuerpo con los altos precios de productos y servicios, mientras en otro frente los burócratas y su entorno se pegan el lujo de derrochar millones en combustibles, en un carnaval extendido de oprobio y desvergüenza.