La diputada señalada de lenguaraz y con antecedente de denuncia por corrupción (vaciamiento de la merienda escolar) puede arrastrar con su impunidad a una verdadera anarquía parlamentaria, advierten ex legisladores, abogados e indignados en general.
La acusación falsa propalada por la diputada efrainista Celeste Amarilla instala un precedente nefasto en el ámbito parlamentario nacional porque allana el camino para un carnaval de difamaciones, calumnias e injurias bajo el manto de la impunidad consagrada como fuero.
“El día de mañana podrán acusarse de los delitos más horrendos o discriminativos en pleno ámbito parlamentario, pero nadie podrá ser castigado por ello; esto es sencillamente la crónica de una anarquía anunciada”, postea este martes De las Nieves Montórfano en su sitio social, tras poner el dedo en la llaga del aventón protagonizado por la diputada liberal Celeste Amarilla, quien fue favorecida por el juez Carlos Hermosilla con el rechazo de una denuncia penal por delitos contra la honorabilidad de las personas presentada por el diputado colorado Tadeo Rojas.
Rojas se sintió agraviado por la acusación de “narcotraficante” que en sesión plenaria le disparó Amarilla, señalada de ser una de las legisladoras menos productiva pero extendidamente “laboriosa” en improperios, descalificaciones y todo tipo de ofensas contra quienes apunta su lengua venenosa.
A pesar de ello, es considerada niña mimada de la prensa por su afinidad al también “hijo mediático consentido” Efraín Alegre y, por tanto, con carta blanca para violentar a placer el estrado legislativo.
El ex diputado nacional y actual abogado de Rojas, Oscar Tuma, afirmó ante el diario La Nación que, si el criterio descabellado del juez Hermosilla sigue prevaleciendo, los legisladores paraguayos tendrán carta blanca para cometer delitos verbales, lastimando el honor y la reputación de personas, entidades o instituciones sin recibir a cambio ninguna sanción o castigo, como lo indica el derecho positivo.
Aclaró que los fueros no constituyen un cheque en blanco para los parlamentarios, en el sentido de hacer o decir lo que quieran, sino amoldar su verba, su actitud y comportamiento a cánones o normas lógicas de respeto y tolerancia.
«Acusar a una persona, más aún a un colega, de narcotraficante, sin presentar pruebas o evidencias fehacientes es, ni más ni menos, un terrorismo de Estado, que no debería quedar impune en ningún país serio», opina este martes en su sitio social Adalberto Gennaro, tras verter su opinión personal, según aclara, con respecto a la acusación de Celeste Amarilla, quien sí enfrentará un pedido de desafuero de parte de su también colega Cristina Villalba, a quien igualmente tildó de narcotraficante sin aportar ningún elemento documental.
«Con su inmunidad a cuestas, el día de mañana la misma diputada deslenguada podrá acusar a otro colega de terrorista o algo por el estilo, y así sucesivamente, hasta degenerar en algún momento en un caos de impredecibles consecuencias», alertó otro indignado social.