Misterios en cadena oculta el avión iraní que aterrizó y partió del aeropuerto Guaraní sin ser molestado. El gobierno busca chivos expiatorios para desviar la atención y tapar su grave negligencia, que coloca al país en el centro del escándalo internacional. (Foto: ICN Diario).
Lo que en principio fue manejado como un caso de contrabando de cigarrillos -tema cliché del oficialismo colorado en el poder y aliados opositores para tratar de sacar de enfrente la pesada amenaza del cartismo- resultó en un caso de ribetes internacionales que puede complicar la situación de Paraguay ante el consenso de países antiterroristas.
Se trata del avión iraní Boeing 747 cargo, de procedencia iraní y bandera venezolana, que aterrizó en el aeropuerto Guaraní de Minga Guazú el pasado 13 de mayo, donde durante el lapso de 3 días se aprovisionó de cigarrillos por valor de 800.000 dólares para trasladarlos supuestamente a Aruba, en las Antillas, como parte de un negocio etiquetado como privado. Posteriormente se expandió la versión sin asidero documental de que los extrajeros venían a llevar autopartes.
Esta era la información “oficial” del hecho, que no tardó en levantar polvareda en las redes sociales y medios pro-oficialistas que inmediatamente empezaron a disparar municiones de grueso calibre contra el cartismo, considerado “el enemigo a vencer” por una caterva de políticos abdistas y la oposición.
Así como aterrizó, el avión de marras levantó vuelo con el parte de “sin mayores novedades” de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac), responsable del aeropuerto.
Dependencias vinculadas a vuelos internacionales, como el Ministerio del Interior, la Dirección General de Migraciones y el Servicio Nacional de Inteligencia, con rango de ministerio, no se molestaron en hacer su trabajo durante la estadía del avión en Paraguay, pero sí saltaron de sus asientos luego de que autoridades argentinas levantaran la oreja acerca del origen, fines y objetivos del avión y sus tripulantes en el vecino país adonde se dirigió el “Emtrasur cargo”.
De acuerdo a datos de la inteligencia argentina, algunos de los 18 tripulantes pertenecerían a organizaciones extremistas, de acuerdo a resultados de las pesquisas iniciales tras determinar con ayuda internacional la condición de “terrorista” del piloto de la nave que, según los datos, pertenece al ala criminal del cruento movimiento islamista “Al Quds” de la Guardia Revolucionaria Iraní, entre otras perlas.
La intervención de la inteligencia norteamericana no se hizo esperar, y de esta manera se conocen más datos que llevarían a certificar que el avión cuestionado habría volado a esta parte de América del Sur -procedente de Aruba donde descargó los cigarrillos de Tabesa, y luego México- con un libreto subversivo, en este caso maquillado como de negocio privado.
Lo concreto, en lo que tiene relación con Paraguay, es que las autoridades nacionales han cometido una grave negligencia que podría tener graves repercusiones internacionales debido a errores garrafales y seriados de procedimiento no asumidos porque, a pesar de tener conocimiento previo del misterioso vuelo y lanzar el alerta de rigor, no tomó las precauciones obligatorias y, menos aún, realizó las intervenciones de protocolo que bien podrían haber evitado el escándalo internacional.
En contrapartida -y para tratar de acallar las críticas en un momento candente de campaña proselitista- el gobierno busca desviar la crítica generalizada tirando el fardo al cartismo, señalándole como objetivo comercial del vuelo y, por tanto, culpable de los hechos, como si el país no tuviera autoridades.
“Está visto que acá puede entrar cualquier tipo de vuelo sin que nuestras inútiles y vegetadas autoridades hagan su trabajo”, postea este lunes un indignado a través de las redes sociales, en coincidencia con centenares de mensajes que critican en grado sumo la terrible vulnerabilidad del territorio paraguayo asociada a la baja calidad de servicio de los detentadores del poder político, en este caso el abdismo y asociados.