Más que un agroquímico, el texto «oficial» de educación propugnado por el gobierno destila veneno fabricado en finos laboratorios de la industria global de la mentira y la perversión. Padres decentes piden retirar y quemar estos verdaderos católogos de mentiras y degeneración, según dicen.

Organizaciones cristianas y de la sociedad civil organizada, entre ellas sectores profamilia, antiaborto y antigay, entre tantos otros, se manifestaron con sonoros epítetos en las redes sociales contra lo que consideran “industria de la mentira y la degeneración” propugnada por la fina artillería de Organizaciones No Gubernamentales con el campante acompañamiento del propio gobierno nacional, al que la Constitución Nacional le encomienda la responsabilidad de velar por los intereses de la gente en pos de una sociedad libre, saludable y feliz.

El detonante que ocasionó la reacción ciudadana se trata de libros del Ministerio de Educación y Ciencias que, según la denuncia, contienen materiales tóxicos para los niños y jóvenes estudiantes porque faltan a la verdad, estimulan la rebeldía, preconizan la violencia y meten presión con el tema de la ideología de género, extendidamente rechazada por las familias paraguayas y solo consentidas por el gobierno y amigos de la oposición estimulados por millones de dólares en “ayuda” externa.

De acuerdo a los datos, algunos materiales del catálogo venenoso repartido a los estudiantes hablan, por ejemplo, de los “agrotóxicos”, término despectivo utilizado para sustituir a la palabra correcta “agroquímicos”, en referencia a productos de laboratorio utilizados para sanitar los cultivos liberándolos de plagas, enfermedades y malezas con la finalidad de cosechar alimentos de calidad.

Echando leña al fuego, los “materiales educativos” del gobierno “explican” a los lectores los alcances y “perjuicios” a la salud ocasionados por los “agrotóxicos”, citando una larga lista de nombres y definiciones que buscan zaherir la sensibilidad y provocar reacciones o, cuanto menos, un espíritu de oposición, desacato o sublevación, el objetivo final del “adoctrinamiento ideológico”, según los detractores del libro.

Terminologías y frases propias de la retórica o perorata globalista, como “promovidos por poderosas corporaciones multinacionales”, se suman a falaces expresiones como que los agroquímicos generan crisis en la agricultura, los recursos naturales y las poblaciones circundantes, por lo que “el remedio resulta ser peor que la enfermedad”, y citan como fuentes de información a reconocidas figuras mundiales del progresismo ideológico que busca pervertir no solo la producción sino los valores y principios humanos a través de la Agenda 2030 sacralizada en países “adelantados” y autoridades superiores del gobierno paraguayo, a pesar del rechazo generalizado de las familias y la Iglesia paraguaya.

Para risa de muchos, preocupación de otros, y críticas de grueso calibre de muchos más, el texto oficial pide acudir a la zurda recalcitrante conocida como Alter Vida y a la prensa amiga para “saber más” acerca de los “agrotóxicos” que, según afirma, son derramados en una cantidad que supera los 24 millones de litros por año en Paraguay para sanitar los cultivos de soja, y este punto es aprovechado para disparar artillería pesada contra los “transgénicos”, término satanizado por la agenda de perversión izquierdista y la degeneración globalista.

“El gobierno no solo debe retirar, sino destruir con fuego estos materiales, que están destinados a pervertir la mente de nuestros niños y jóvenes para exponerlos al servicio de la perversión, la maldad y la destrucción que están en plena marcha con el respaldo de organizaciones satánicas vinculadas firmemente con el gobierno, en este caso del presidente Mario Abdo Benítez”, disparó Josefina Muñoz Jansen, madre de una alumna de 5º grado de un colegio religioso capitalino que, según afirma, va a pelear con uñas y dientes para “hacer correr lejos de nuestros niños a estos diablos enviados por el mismo infierno”, en referencia a los que defienden la ideología y antivalores del Nuevo Orden Mundial.

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