Durante toda su campaña proselitista, Velázquez se burlaba de sus oponentes colorados, pero ahora bebió su propia medicina, disparan indignados que repudian el perfil de perversión de nada menos que el vicepresidente de la nación. (Foto: Crónica).
Un revuelo de alto voltaje que salpica a todo el entorno de gobierno del Paraguay se produce este “viernes negro” luego de que a la mañana el embajador de Estados Unidos, Marc Ostfield, divulgara un informe del Departamento de Estado de su país que califica como “significativamente corrupto” al vicepresidente Hugo Velázquez, quien acusó el golpe y se vio obligado a descabalgar de su cargo y de su campaña para presidente de la República en las próximas elecciones generales del 2023.
El anuncio estaba previamente pautado por la propia embajada, en medio de la expectativa generalizada por el contenido del mismo y las sospechas de que alguna olla iría a ser destapada, pero lo que nadie previó es que la segunda autoridad del país iba a ser la víctima de turno de las autoridades norteamericanas, que no ahorraron términos para clarificar su acusación y tirar a los leones no solo la candidatura del “toro republicano” sino su maltrecho perfil de líder que desde un primer momento generó el rechazo popular evidenciado posteriormente en encuestas y sondeos.
De acuerdo al gobierno de Estados Unidos, Velázquez está involucrado en actos de corrupción significativos, y a diferencia de una acusación similar que salpicó con anterioridad al expresidente de la República Horacio Cartes, en esta ocasión especificaron los motivos de la acusación.
Durante la lectura del informe, el embajador precisó que Velázquez lideró una entrega de un soborno de 1 millón de dólares a un funcionario judicial con el objetivo de obstruir la investigación que se estaba realizando contra Velázquez por su presunta participación en actos de corrupción pública durante su desastrosa gestión como fiscal adjunto del Alto Paraná que, según los datos, podrían arruinar sus pretensiones políticas, especialmente la carrera a la Presidencia de la República.
Velázquez realizó el soborno a través de Juan Carlos Duarte, su histórico brazo derecho y cómplice de bandidajes por el Alto Paraná, según sus detractores, quien hasta el momento de ser también declarado “significativamente corrupto” se desempeñaba como asesor jurídico de la entidad binacional Yacyretá hasta que fue destituido por el presidente Abdo Benítez.
Estados Unidos afirma que fue “Charlie” Duarte quien se encargó del ofrecimiento del soborno, a pedido de Hugo Velázquez.
Estos hechos, según el Departamento de Estado, atentan gravemente contra la confianza del pueblo paraguayo, y al mismo tiempo minan la estabilidad de las instituciones democráticas de este país, remarca el informe que, poco después de ganar estado público, desencadenó un terremoto político que salpicó a todos los sectores de poder e instaló en el observatorio ciudadano un trago amargo de decepción generalizada difícil de asimilar en su real dimensión.